Guadalajara, Jal., Integrantes del colectivo Defendamos el Cerro de la Reina, en el municipio de Tonalá, aseguraron que han sido objeto de amenazas y persecución a partir de que dieron a conocer que se cambió el uso del suelo en esa zona de amortiguamiento ambiental, lo que permitirá la construcción de conjuntos habitacionales.
Indicaron que, entre otros abusos, su compañero activista Sergio Gilberto Morales Hernández ha sido víctima de intimidación y hostigamiento por sujetos que lo han seguido en días recientes.
De 2016 a la fecha, Defendamos el Cerro de la Reina ha protegido el poco territorio sin urbanizar en la loma, que padece la presión de empresas inmobiliarias en contubernio con autoridades municipales.
Esto atrajo el apoyo de la comunidad, que cuida, reforesta, limpia y mantiene el promontorio como un lugar para el disfrute vecinal.
“Hemos denunciado los intentos de quitar al cerro su vocación de área natural, que únicamente está protegida por quienes habitan en Tonalá y son conscientes del valor que tiene. Como resultado de la denuncia del cambio de uso de suelo, los miembros del colectivo hemos sido objeto de acoso en los últimos días con llamadas telefónicas en las que se nos amenaza de tortura y muerte; además nos han enviado imágenes hirientes y dolorosas”, señaló el grupo de ambientalistas.
Morales Hernández calificó esta campaña de “cobarde, pero muy bien organizada”. Apuntó que ya se presentaron denuncias, pero es necesaria una acción más amplia de los ciudadanos, a quienes invitó a acudir a las actividades que la asociación realiza para evitar la urbanización del Cerro de la Reina.
“Si todos participamos, si no nos dejan solos, aquellos que pretenden urbanizar el cerro y sus alrededores se darán cuenta de que lo defiende toda la comunidad, y contra vecinos conscientes no hay poder económico o político que pueda”, agregó.
Destacó que él y el colectivo han trabajado de manera pacífica y con estricto apego al derecho; por eso las acciones de provocación deben ser investigadas y castigadas.
El acoso en contra del colectivo se intensificó luego de que el ayuntamiento aprobó el cambio de uso de suelo en el cerro, lo que permitirá que 45.24 hectáreas antes clasificadas como área de conservación del ambiente se conviertan en terrenos para establecer asentamientos humanos de alta densidad; es decir, incluso podían construirse torres de departamentos.