uspendo la continuación de mis textos sobre la invasión de Estados Unidos a México, porque el tema de los aranceles tiene repercusiones mundiales graves, y para nuestro país extremadamente dañinas.
De culos y otras cosas. No sé cuántos dignatarios hayan expresado su intención de besarle el culo a Trump para obtener mejor trato comercial, lo que sí puedo decir es que de ser cierto de trataría de una proeza colosal por tamaño, contenido y grado de asquerosidad.
Regresar a un heterodoxo. Albert O. Hirschman argumenta en La estrategia del desarrollo económico que es necesaria una combinación de fuerzas de mercado y no mercado para romper la inercia del desarrollo. ¿Por qué menciono a este tótem del pensamiento ilustrado progresista? Porque como lo mencionaron recientemente varios comentaristas, entre ellos Leopoldo Gómez, un texto poco conocido de este autor La potencia nacional y la estructura del comercio exterior, de finales de los cincuenta, es relevante para el momento actual.
La geopolítica dirige a la economía. En su libro, Hirschman afirma que el comercio es muy propenso a la manipulación geopolítica y no sólo al cálculo económico. Añade que el comercio no trata simplemente de los bienes que se intercambian (el efecto de la oferta
); también se trata de la capacidad de influir en las personas con las que se intercambian los bienes (el efecto de la influencia
) a corto y largo plazos.
Charles Kindleberger. En su The World in Depression 1929-1939 (es muy recomendable leer la reciente biografía de Kindleberger, Money and Empire de Perry Mehrling) su principal querella es con el monetarismo y en particular el argumento de Milton Friedman y Anna Schwartz ( A Monetary History of the United States, 1867-1960) de que fueron los errores de política monetaria de la Reserva Federal los que causaron la depresión de 1929. Pero también tiene una disputa con el keynesianismo y la idea, que se le atribuye a Paul Samuelson, que dicha depresión fue el resultado de una serie de accidentes históricos
. En contra de esas versiones, Mehrling, su biógrafo, resume el pensamiento de Kindleberger al respecto, en que la Gran Depresión fue fundamentalmente el resultado de que la inestabilidad de mercado sobrepasó la capacidad de los políticos para actuar
. En palabras de Kindleberger había tres cosas que el Reino Unido no podía hacer y Estados Unidos no quería hacer, para contener la depresión: “mantener un mercado abierto para los bienes más afectados,ofrecer préstamos contracíclicos y descuentos en crisis. Lo más importante en este autor es su concepción de la depresión como un conjunto de crisis económicas globales interconectadas y enraizadas en la fábrica social, con consecuencias diferentes según la región. Esta visión es muy parecida a la que propone Adam Tooze en su libro de 2018, Crashed: How a Decade of Financial Crises Changed the World, que es la más amplia descripción de cómo las crisis económicas del 2010 alargado (es decir, de 2008 a 2014 y más allá) se retroalimentan. Ambos textos enfatizan no sólo lo global, sino los aspectos internacionales de cada crisis: cómo la inestabilidad se trasmitió en el tiempo y en el espacio y cómo operó la retroalimentación en lo local.
En una semana ( del 2 de abril al 9 de abril) lo que vimos fue el hundimiento del mercado de bonos basura, la caída del mercado de acciones, el congelamiento de las expectativas a corto y mediano plazos de los bonos gubernamentales, es decir, del corazón del sistema financiero estadunidense, y luego, dado que un importante porcentaje de los bonos está en manos de las tesorerías japonesa y china, el inicio de una corrida de bonos que exigían conversión en dólares.
Por eso Trump se echó para atrás. Nada que ver con su multicitado culo.
Para esta entrega me he basado en los siguientes textos: Walter Hudson, American Affairs (por línea), agosto 2022; Kyla Scanlon, substack, 9/3/25; Adam Tooze, Chartbook 369, 7/3/25; Angus Bylsma, substack, 7/3/25.