Editorial
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Roemer y Zerón: lenta justicia
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a Corte Suprema de Israel rechazó la apelación interpuesta para evitar que se le extradite por el académico y conductor de televisión mexicano Andrés Roemer Slomianski, quien es acusado en nuestro país por delitos de acoso sexual y violación agravada. Su entrega sigue en el aire, pues todavía es necesario que el ministerio de Justicia solicite la firma de la orden de extradición y que la petición sea aprobada por el Tribunal Supremo, ante el cual le queda otra oportunidad de apelar. Con todo, se trata de un avance importante en un proceso marcado por una exasperante lentitud, y fue celebrado tanto por organizaciones que apoyan a las denunciantes como por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien recordó al gobierno israelí que también se requiere a Tomás Zerón de Lucio, cerebro de la verdad histórica del caso Ayotzinapa.

A partir de febrero de 2021, más de 60 mujeres denunciaron públicamente haber sufrido violación, abuso sexual, acoso u hostigamiento a manos de Roemer, siempre con un elemento en común: el uso de su posición de poder en la política, la academia y los medios de comunicación para solicitar favores sexuales a cambio de impulsar las carreras profesionales de sus víctimas. De los señalamientos, 11 se convirtieron en denuncias formales y pusieron en acción a la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México; sin embargo, cuando ésta lo requirió para que respondiera a las acusaciones, ya había escapado a Israel.

La elección de su escondrijo no fue casualidad: además de que México e Israel no tienen un tratado de extradición, Roemer contaba con recibir la protección y la simpatía del gobierno de ese país por su apoyo público al sionismo y a la destrucción sistemática de la vida y la cultura palestinas por parte de Tel Aviv; respaldo que le valió su destitución como titular de la Representación Permanente de México ante la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 2016. Sus expectativas se vieron satisfechas, pues las autoridades israelíes tardaron más de dos años en detenerlo tras haber recibido de sus pares mexicanas los expedientes de cinco de los casos por los que se le sigue. Todavía en enero de este año, un tribunal le concedió la libertad bajo vigilancia electrónica al considerar que no se trata de un sujeto peligroso, circunstancia que aprovechó para autocalificarse, en un alarde de cinismo, tan peligroso como un muñeco de peluche.

En cuanto a Zerón de Lucio, debe recordarse que es uno de los máximos responsables de dinamitar las indagatorias para dar con el paradero de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa desaparecidos entre la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero. Se encuentra comprobado con videograbaciones que este personaje sembró evidencias con el fin de sustentar la verdad histórica, es decir, el relato urdido por él y otros funcionarios del peñismo para dar por cerrado el caso e impedir que las investigaciones llegaran hasta las esferas más altas de dicha administración. Al igual que Roemer, tenía motivos de fuerza para refugiarse en Israel, pues se presume que, como director de la Agencia de Investigación Criminal de la extinta Procuraduría General de la República, fue uno de los encargados de adquirir y operar Pegasus, software de espionaje creado por una empresa israelí y que, por sus características, sólo puede venderse con autorización de Tel Aviv.

Cabe esperar que la autorización para extraditar a Roemer Slomianski no sea un paso en falso y que se concrete sin más dilaciones su entrega al Ministerio Público mexicano, el cual deberá tomar todas las previsiones necesarias para presentarlo ante la justicia y procesarlo conforme a derecho, con la integridad de las víctimas como prioridad absoluta. Asimismo, es imperativo que cese la protección a Zerón, cuya presencia en México es indispensable para avanzar en el esclarecimiento de la más grave violación a los derechos humanos en las últimas décadas.