Fin de la globalización, primera guerra comercial mundial
y guerra civil bursátil en Wall Street
El Museo Otto Weidt, símbolo de la resistencia antinazi en Berlín
Entre la tauromaquia y la inmoralidad o las agudas reflexiones de un filósofo, no de un diputado
ás de 100 mil personas –muchas más, de acuerdo con los convocantes– salieron a marchar en 40 ciudades de España bajo un mismo lema: Acabemos con el negocio de la vivienda
. Los manifestantes exigen una rebaja generalizada en el precio de los alquileres que revierta las alzas desproporcionadas de los años recientes y restituyan el acceso a la vivienda como un derecho humano. No se puede superar la elocuencia con que explican la problemática las organizaciones políticas, sindicales y los partidos de izquierda que promueven esta iniciativa: los precios desorbitados de los alquileres son la principal causa de empobrecimiento de la clase trabajadora y una barrera para acceder a una vivienda. El enriquecimiento de una pequeña minoría rentista a costa de asfixiar económicamente a una gran parte de la sociedad, la impunidad con la que opera la patronal inmobiliaria y la imposibilidad de construir proyectos de vida por la falta de acceso estable a una vivienda han encendido la indignación social y han consolidado el consenso de que la vivienda debe dejar de ser un negocio para convertirse en un derecho
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Trump gobierna a trompicones, señala
ctuando con base en que siempre tiene la razón, Donald Trump ratifica que no cambiará sus políticas económicas. Frenéticamente agrede a los daneses, a quienes mandó a Marco Rubio a que les reclamara no hacer lo suficiente para garantizar la seguridad
en Groenlandia. Apapacha a Netanyahu, quien continúa impertérrito su feroz genocidio contra Palestina. Se divierte con los asesinatos de hutíes por parte de sus tropas, exclamando: “¡Ups, no habrá un ataque de estos… Nunca volverán a hundir nuestros barcos!” Y juega con Putin, alabándolo a veces y descalificándolo a la vuelta de la esquina.
l 10 de abril Adolfo (Fito) Sánchez Rebolledo cumpliría 83 años y, como solíamos bromear, volveríamos a tener la misma edad. La suya fue una vida generosa y, en no pocas ocasiones, una existencia intensa. Marcada por la camaradería y por un compromiso firme con la justicia social, y con lo que más o menos entendíamos por socialismo.
arde o temprano, el pueblo mexicano vivirá más de cerca un rescate firme de nuestra autodeterminación. Para lograrlo, todos los aspectos deben ser considerados. Que ningún rubro quede fuera para que hablemos de una soberanía completa de fondo y no sólo de forma. Para ello es imprescindible empezar a tomar distancia de nuestros vecinos del norte, Estados Unidos y Canadá, sin romper relaciones, por supuesto.
ace unos días me llegaron unas fotos de los campos de mandarina y limón en el Valle de San Joaquín. Los árboles estaban rebozando de fruta madura, había mucho producto tirado en el suelo y ausencia de trabajadores. Ésa y otras cosechas se han perdido por falta de mano de obra, lo que rara vez sucedía en los campos de California.
n la primavera de 1975, en la Plaza de la Liberación, la Tendencia Democrática (TD) del sindicato electricista lanzó la Declaración de Guadalajara, tras un proceso de escalamiento de las contradicciones internas de la organización, que llevaron a la expulsión de núcleos importantes de militantes a manos de la directiva caciquil.
oy lloramos al millón de niños, mujeres y hombres asesinados en el genocidio de 1994 contra los tutsis en Ruanda.
ay personas que tienen el don de ver más allá de lo que el común de la gente capta del mundo que nos rodea. Una de ellas es el fotógrafo brasileño Sebastião Salgado.
uy emprendedor y decidido, Gerardo Valenzuela llega a Chimalistac acompañado por mi hijo Felipe Haro, ambos apasionados por la cuarta Feria Internacional del Libro de Coyoacán (Filco) y lo primero que pregunto al joven Valenzuela es cómo se le ocurrió hacer esta feria.
n un pequeño poblado rural en la región alta de Austria, en el año de 1750, los habitantes viven alejados de toda noción de progreso, complemente al margen del impulso renovador en las ciencias, las artes y la cultura que comienza a germinar en Europa en vísperas de la Ilustración. Las tradiciones incuestionables del lugar incluyen la tortura a los animales de granja, por simple diversión, o la superstición de cortar un dedo, como amuleto para la fertilidad, a una mujer infanticida ya ejecutada y dejada a la intemperie como advertencia ominosa para posibles futuras asesinas.