o que soñaron pensadores radicales de izquierda de los siglos XIX y XX ¿puede volverse realidad concreta y comprobable? La respuesta es afirmativa y tiene nombre: Acapatzingo, un proyecto llevado a cabo por la Organización Popular Francisco Villa de Izquierda Independiente en el corazón de Iztapalapa, la zona más violenta y peligrosa de la Ciudad de México. La cooperación, la ayuda mutua y la comunalidad, guiaron a un conjunto de 600 familias de marginados sociales a tomar por la fuerza nueve hectáreas de terrenos baldíos en 1996, para construir, mantener y reproducir un proyecto colectivo fuera de serie. Lo primero que hizo este conjunto de familias pobres fue delimitar y controlar la entrada y salida de su territorio. Hoy sólo existen dos entradas bajo estricta vigilancia y todos, incluidos los gobiernos municipal, estatal y federal, respetan esta decisión de autodefensa.
Invitado como parte de un conjunto de académicos y de dirigentes de organizaciones a visitar la experiencia, durante seis horas conocí el que es sin duda el proyecto urbano más importante de autogobierno, autogestión y autodefensa del país. Acapatzingo conforma un oasis de resistencia y dignidad con enormes repercusiones políticas y civilizatorias que anuncian el camino a seguir por la humanidad toda. Se trata de familias de trabajadores y trabajadoras que laboran en diversos puntos de la Ciudad de México, y que además cumplen tareas en la cooperativa que han creado. Tres instancias mantienen el orden comunal: la asamblea general, las brigadas y comisiones y las familias. Cada familia acata un reglamento aprobado por la asamblea y sus sanciones respectivas, y cumple tareas diversas para la colectividad. Cada familia dispone de una vivienda de 130 metros cuadrados: tres recámaras en la planta alta y cocina, sala y comedor en la planta baja. Cada casa está pintada de rosa, lila, verde, tangerina, azul o amarillo, además de macetas con plantas y flores en los jardines delanteros (https://desinformemonos.org/acapatzingo-el-otro-mundo-en-medio-de-la-ciudad/).
Este colectivo que se ha mantenido durante 29 años dispone y disfruta de los siguientes beneficios: vigilancia y seguridad. Una clínica que desde 2005 ofrece medicamentos a bajo costo, y atiende problemas de todas las edades, incluyendo salud mental. Por ello el covid-19 sólo infectó a 34 cooperativistas de los casi 3 mil habitantes, los cuales fueron atendidos y cuidados por el colectivo. Una comisión de educación y cultura iniciada en 2001 organiza talleres para niños, eventos que refuerzan la conciencia colectiva y disponen de una biblioteca. Otra comisión dedicada al deporte que fomenta una conciencia no competitiva y organiza talleres y actividades diversas.
De gran importancia es la comisión de comunicación que comenzó con el uso de altavoces y que hoy cuenta con una página de Facebook, además de una oficina de prensa encargada de la propaganda y una radio comunitaria llamada La Voz de Villa en 91.7 de FM (https://opfvii.org/radio/).
El manejo del agua incluye captación de lluvia para el subsuelo, dos plantas potabilizadoras que ofrecen agua potable rica en minerales, y reciclaje de aguas grises mediante una cisterna comunitaria. Existe también un proyecto de energía solar para calentar agua y producir electricidad. Además, la comunidad dispone de cinco invernaderos, donde la comisión de agricultura y agroforestería formada por 28 personas, cultivan y producen alimentos, sin agroquímicos y usando lombricomposta, como acelgas, rábanos, betabel, jitomate, cebolla, apio, coliflor, chiles, plantas medicinales y árboles frutales. La comisión ya utiliza el concepto de agroecología.
Finalmente, desde hace cinco años la cooperativa dispone de La Talega, una caja de ahorro que pretende romper con el control monetario de los bancos y del sistema, y darle posibilidad a las personas de la comunidad de acceder a un crédito sin tantos problemas. Esta experiencia se ha extendido además en otros dos sitios: Iztacalco en cuatro edificios y un total de 180 familias, y en Pantitlán sumando otras 360 familias (ver: https://opfvii.org/). Al final estamos hablando de un total de ¡mil 140 familias!
Conciencia, ayuda mutua y solidaridad son los valores que Acapatzingo lanza como reto y ejemplo a reproducir por todas partes. Ellos han demostrado de manera clara y contundente que sí es posible construir y mantener el poder social, popular o ciudadano, que consideramos es el camino a seguir para remontar la tremenda crisis que hoy vive el mundo contemporáneo. Es este un modelo a reproducir por todo el territorio nacional (¿la siguiente etapa de la 4T?), pero sobre todo es un regalo para el mundo.