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Hay más en la tierra que estrellas en el cielo ; pocos son dañinos

Necesario, invertir en el estudio especializado de los virus: IPN
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▲ El Laboratorio Nacional de Vacunología y Virus Tropicales en México opera desde 2023 para responder a problemáticas de salud pública como el dengue y desarrollar vectores vacunales.Foto Germán Canseco
 
Periódico La Jornada
Domingo 9 de febrero de 2025, p. 9

A pesar que se han estudiado desde el siglo XIX, el conocimiento sobre los virus aún es joven. Hay más virus en la tierra que estrellas en el cielo. Y son muy pocos los que nos hacen daño, afirma la doctora Isabel Salazar Sánchez, directora y responsable técnica del Laboratorio Nacional de Vacunología y Virus Tropicales en México (LNVyVT) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

En operación desde julio de 2023 en las instalaciones de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas, campus Santo Tomás del IPN, señala que su creación responde al déficit de infraestructura altamente especializada para el estudio de estos organismos durante la pandemia de covid-19. El laboratorio es nivel de bioseguridad 3 (BSL3), es decir, de alta contención biológica, y a diferencia de otros similares, el LNVyVT está enfocado para trabajar con virus, especialmente los respiratorios, explica el doctor Jesús Miguel Torres Flores, responsable de la bioseguridad del laboratorio.

Durante un recorrido por el LNVyVT realizado por La Jornada, los científicos señalan que México tiene las capacidades necesarias para hacer ciencia competitiva a nivel internacional. También, cuenta con el interés de las generaciones jóvenes, principalmente investigadoras, para estudiar en un laboratorio de alta especialidad que les permitirá desarrollarse en este campo tanto en México como en el extranjero.

Su nacimiento, apunta Salazar Sánchez, permite la generación de nuevos proyectos de investigación que buscan responder a problemas de salud pública como el dengue, así como el desarrollo de vectores vacunales a través de adenovirus obtenidos de changos de varios zoológicos mexicanos. Eso es importante porque se podrán crear vacunas de diversos tipos en México, con vectores desarrollados aquí, señala Torres Flores.

Entre los diversos proyectos de investigación del laboratorio se incluye el estudio de vectores no tan convencionales, como moscas de arena, que transmiten la leishmaniasis. También tenemos un proyecto para buscar virus en vectores como garrapatas, es justo como buscarlos donde nadie lo hace, indica el experto.

Asimismo, apunta Salazar Sánchez, se trabaja en el desarrollo de proyectos sobre fiebre amarilla, con exploración de campo en la selva chiapaneca, así como del dengue y del mosquito Aedes que transmite la enfermedad.

Entre las nuevas investigaciones, explican, se incluye un proyecto en la Ciudad de México que involucra la búsqueda de virus en los mosquitos del género Culex, que pueden transmitir una infección viral conocida como Virus del Oeste del Nilo, la cual puede generar en encefalitis.

Ante el riesgo de que el mosquito Aedes pudiese llegar a la capital del país, la investigadora alerta que enfrentamos una bomba de tiempo al tener condiciones climáticas factibles de adaptación para este vector. Tenemos muchísima lluvia, mucho calor, carencia de agua que lleva a que la gente almacene el líquido inadecuadamente. Por eso tenemos el interés de prevenir, antes que curar, y comenzar a examinar lo que podría venir en el futuro.

Mantenimiento es costoso

–¿Se cuenta con un financiamiento adecuado para el desarrollo de los proyectos y el mantenimiento de la infraestructura?

–El mantenimiento es caro, ese es uno de los problemas de todos lo BSL-3 en México. Son instalaciones que deberían, incluso, ser consideradas de seguridad nacional. Son de los pocos lugares en los que se pueden trabajar patógenos que pueden ser un riesgo para la población. Por ello, es importante darles el mantenimiento.

Si lo vemos del lado de inversión, no es mucho. Hicimos un estimado de un funcionamiento no óptimo, pero bueno, porque además tienes que asegurarte que los equipos están funcionando en un buen sistema de gestión de calidad, y se requieren entre 4 a 5 millones al año. Lo cual en cualquier presupuesto es nada.

–¿Debe ser considerada como infraestructura prioritaria para una nación?

–Sí, porque si en algún momento pasa algo como la pandemia de covid-19, se puede utilizar el laboratorio. No se nos tiene que olvidar lo que pasamos en la pandemia. A veces creo que a la gente ya se le está empezando a olvidar.

Pasamos una pandemia hace tres años, pero hay otros agentes infecciosos tocando a la puerta, varios de ellos virales, que no debemos minimizar. Las amenazas son continuas y eventualmente alguno de estos agentes puede penetrar y llegar a nosotros. Si no tenemos ninguna defensa ni estamos preparados con plataformas para hacer vacunas ni antivirales, no podremos hacer ni el diagnóstico.

No dependemos de un virus pandémico para hacer cosas, pero la realidad es que si se mantiene en funcionamiento esta infraestructura, cuando llegue otro agente patógeno, que eventualmente pasará, vamos a estar preparados con infraestructura y equipos expertos que están activos.

–¿Cómo buscan impulsar el trabajo en red con otros investigadores?

–Por ejemplo, todos los programas de bioseguridad podrían ser homogéneos entre todos los laboratorios. Se tendría que hacer una normativa en México, es importante trabajar en conjunto para poder hacerla de nuevo.

Además, es necesario educar a las nuevas generaciones. No tenemos capacitaciones físicas en los temas de bioseguridad. Necesitamos preparar una generación que esté lista para tratar este tipo de problemas.

Es fundamental invertirle a generaciones futuras que van a tener que hacer frente a este tipo de trabajo. Y otro eje es gestionar recursos juntos. Eso sería grandioso. Constituirnos como una entidad, un frente común.

Los problemas se dan en todo el territorio nacional, por lo que sería relevante tener laboratorios no sólo aquí, no centralizar todos, sino instalaciones en los estados que puedan hacer frente a este tipo de problemas, pero también desarrollar proyectos conjuntos. No tenemos que repetir investigaciones, sino colaborar.

El LNVyVT cuenta también con dos laboratorios. El BSL1, donde se realiza trabajo de rutina, se hacen análisis de proteínas y experimentos con virus que no son peligrosos, y el BSL2, que es el laboratorio analítico, explican los especialistas.

“Buscamos tener un sistema de gestión de calidad bueno, porque podemos ofrecer servicios en algún punto, ya sea a farmacéuticas o a quien lo requiera. Para eso necesitamos un sistema de trazabilidad impecable. Y en el laboratorio BSL2 se trabajan los bancos celulares, los patógenos de mediana peligrosidad, y también se realizan análisis por PCR proteico y análisis de respuesta inmune.

Formación de especialistas

El LNVyVT también cumple una importante función en la formación de especialistas. En su sede se imparte el posgrado en Ciencia y Tecnología de Vacunas y Bioterapeúticos, que prepara a decenas de jóvenes investigadores para realizar desarrollos vacunales que tengan capacidad de escalamiento, y con ello oportunidad de convertirse en candidatos vacunales. Por ello, en la formación se incluye el conocimiento de los mecanismos regulatorios y de gestión de calidad que debe cubrir cualquier plataforma que busque ser escalable, aunque afirmaron que se cuenta con la capacidad humana y técnica para realizarlo.