La vida me ha dado gran placer; he visto cosas colosales
, reconoce el artista brasileño
Uno de los mayores exponentes del registro documental y periodístico charló con La Jornada en vísperas de su cumpleaños 81. Se encuentra en el país afinando detalles de la exposición Amazônia, que abre hoy al público en el Museo Nacional de Antropología
![Foto](/2025/02/07/fotos/a02e1cul-1.jpg)
Viernes 7 de febrero de 2025, p. 2
En vísperas de sus 81 años, que cumplirá mañana, lo primero que viene a la mente a Sebastião Salgado es compararse con uno de esos antiguos relojes despertadores de cuerda cuando se le pregunta cómo ha logrado preservar su integridad física y salud después de más de medio siglo de documentar guerras, revoluciones, golpes de Estado, crisis humanitarias y catástrofes naturales, así como algunos de los sitios más vírgenes del planeta.
Un periplo de vida y profesional que lo ha llevado por más de 130 países para documentar las condiciones naturales más extremas, desde los cruentos fríos de Siberia y la Antártida, con temperaturas de hasta 50 grados bajo cero, hasta lugares inhóspitos para toda forma de vida, como el desierto de Kuwait en llamas, donde perdió en gran medida la audición, cuenta, debido a las explosiones de los pozos petrolíferos incendiados tras la guerra del Golfo.
Soy como uno de esos antiguos relojes que despertaba, marcaba la hora, lo tomaba entre mis manos y lo veía descompuesto al tiempo que me preguntaba cómo es que esta mierda funciona todo roto. Tengo dos operaciones en la rodilla y otra en el tendón de Aquiles, el tendón derecho y el izquierdo de la espalda; he sufrido muchos accidentes. Pero estoy muy feliz de estar aquí; he tenido mucha suerte
, responde el fotógrafo brasileño (Minas Gerais, 1944), mientras sonríe de forma cómplice.
Considerado uno de los exponentes más insignes de la fotografía documental y el fotoperiodismo de todos los tiempos, Sebastião Salgado se encuentra en la Ciudad de México junto con su esposa, Lélia Wanick. Viajaron desde Francia, donde residen, para supervisar el montaje de la exposición Amazônia, que se presentará a partir de hoy en el Museo Nacional de Antropología, después de itinerar en París, Roma, Madrid, Barcelona, Londres, Milán, Sao Paulo y Los Ángeles, entre otras capitales.
El célebre fotógrafo charla con La Jornada a propósito de esa muestra, que reúne más de 200 imágenes, así como una serie de proyecciones de video sobre la selva tropical más grande de la Tierra. Es una plática de más de 40 minutos que él comienza declarando que uno de los días más felices de su vida fue cuando cumplió 80 años: Fue un regalo muy grande, porque logré llegar hasta allí y estoy vivo. En los cuatro años que pasé en la agencia Gamma éramos 12 fotógrafos, de los cuales cuatro fueron asesinados en la guerra, y yo, por fortuna, sigo aquí
.
Feliz de estar de regreso en México –que dice ha recorrido por completo y conoce muy bien, desde la Sierra Tarahumara y las montañas oaxaqueñas hasta ambas fronteras y los Altos de Chiapas, este último lugar tras la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994, al lado del fotógrafo mexicano Raúl Ortega, en ese entonces colaborador de este diario–, se asume afortunado por su existencia y asegura que, si tuviera de nuevo 22 años y debiera elegir su camino, tomaría el mismo.
Ha sido una vida que me ha dado gran placer. He visto cosas colosales
, afirma, para luego aclarar que también ha atestiguado y capturado con su cámara algunos de los pasajes más dolorosos y cruentos de la humanidad en el pasado medio siglo, como guerras, genocidios, desplazamientos humanos, hambrunas y la irracional sobrexplotación del sistema capitalista.
He visto todo. He visto cosas terribles en Ruanda, también en la ex Yugoslavia; salí enfermo de ello, mal física y sicológicamente, y abandoné la fotografía, no quería fotografiar nunca más. Tenía vergüenza de ser parte de la especie humana, porque nunca vi una especie tan violenta. Volví a Brasil. En el momento en que mi papá y mi mamá envejecieron, nos dieron la hacienda donde nací y crecí, y me transformé en trabajador de la tierra. Planté hierba para el ganado hasta el momento en que vi que no era yo persona de campo, como tampoco mi mujer, y ella tuvo la idea de plantar una floresta. Dentro de la exposición hay un capítulo dedicado a ese proyecto (el Instituto Terra), en el cual tenemos hoy día más de 3 millones de árboles plantados; hemos hecho una floresta maravillosa
, refiere.
Ante el éxito de esa iniciativa, decidió retomar la fotografía y desarrollar el proyecto Génesis, para rendir homenaje gráfico a la vida natural del mundo. Durante ocho años, recorrió 32 países, del Ártico a la Antártica, creando un cuerpo de trabajo que después se transformó en el libro y la exposición homónimos.
Ha sido una vida rica en la que he visto las cosas más terribles; pero, como se observa ahora en México en esta exposición, también he visto el paraíso y lo he fotografiado. La Amazonia es el paraíso en la Tierra. Las cosas más sublimes que cualquiera puede imaginar están en esa gran floresta del planeta, con tribus aisladas de una calidad de vida y humana sin igual, en una relación con la naturaleza fantástica
, sostiene.
Allí viví en el paraíso, pero no ha sido sencillo entrar a ese espacio, que es inmenso y de muy difícil comunicación. Pasé siete años en el Amazonas yendo y volviendo; hice 58 reportajes en igual número de viajes para completar este trabajo. Ha sido un placer inmenso.
De mirar oceánico, no sólo por el azul de sus ojos, coronados por unas prominentes cejas, sino por esa profundidad con la que escudriña al observar, comparte su convicción de que aún es posible revertir el daño causado a la naturaleza y nuestro entorno. Por ejemplo, menciona el citado proyecto emprendido en la hacienda cedida por sus padres, donde en 27 años ha logrado reforestar y recuperar un terreno erosionado e infértil, lo cual dio pie al Instituto Terra.
Es posible reconstruir el planeta, si en verdad queremos. Soy sólo un fotógrafo, no soy rico; mi mujer es una diseñadora que ha creado esta exposición y proyecta todos mis libros, pero teníamos una tierra completamente degradada, como todas las de mi región, y la hemos transformado también en un paraíso. Hemos plantado hasta hoy en torno de 3 millones 400 mil árboles; tenemos de vuelta 173 especies de pájaros, así como monos y jaguares, y todo ha venido por sí mismo. Pienso que, si queremos sobrevivir, tenemos que hacer lo que estamos haciendo ahí. Para nosotros, es un modelo para reconstruir nuestro mundo
, asienta.
Va a ser muy difícil la supervivencia de la especie humana, estamos en la orilla, porque hemos ido destruyendo todo lo que podría sustentarnos. Llegará un momento en el que vamos a crear un gran desierto en torno de nosotros y será imposible vivir; principalmente, en el momento en que casi todos seremos urbanos. Estamos abandonando el planeta y no sabremos más qué hacer; nos estamos convirtiendo en aliens en nuestro propio mundo. La gran agricultura está destruyéndolo, envenenándolo, para producir para quienes están en las ciudades y obtener grandes ganancias; es un problema de economía liberal, de ganar dinero; no se preocupan por más
.
![Foto](/2025/02/07/fotos/a02e1cul-2_mini.jpg)
un fotógrafo nunca se retira.Foto Marco Peláez
Sebastião Salgado alerta sobre el peligro latente que pesa sobre el Amazonas por la ambición capitalista: “La principal destrucción es para la producción de soya y luego la ganadería. Hemos destruido hasta ahora 18 por ciento del Amazonas. La fotografié toda, la parte prístina, pero también la parte destruida. Elegimos mostrar la Amazonia pura, que representa 82 por ciento de esa selva, porque es la que juntos tenemos que ayudar a preservar. Es indispensable hacerlo para asegurar la supervivencia de nuestra especie. Una gran cantidad de la humedad que va por el planeta proviene de allí.
Además, allí está concentrada la más grande biodiversidad y, seguramente, la más grande diversidad cultural del mundo; son más de 300 tribus indígenas, con 300 lenguas y culturas distintas. Sólo en la parte correspondiente a Brasil, la más extensa, hay 102 grupos indígenas que nunca han sido contactados. La prehistoria de la humanidad vive dentro de esa selva, y debemos preservar todo eso, porque destruyendo la floresta vamos a destruir todo. No son los brasileños, los colombianos, los venezolanos ni los peruanos quienes la están destruyendo, sino la sociedad de consumo, esta demanda desordenada de productos en el mundo.
No tengo esperanza en los humanos, sino en el planeta
−El proyecto Amazônia, como el de Génesis, fue concebido como una celebración a la vida. ¿Qué tanto tiene también un sentido político y social?
−No pertenezco a ningún partido político. Soy una persona con formación de izquierda; tengo una preocupación humana, social, económica y ecológica; entonces, estoy convencido de que deberíamos proteger este planeta y tener una mejor forma de vida para toda la gente. Debe haber mejor información y educación; lograr que podamos amarnos mejor unos a otros; reducir un poco esta demencial necesidad de acumular; parar un poco esta gran violencia que tenemos. Somos el único animal de todas las especies que tiene escuelas de asesinar: los ejércitos. Entonces, tendríamos que cambiar todo eso.
Dinero hay, debemos tener buena voluntad y una mejor redistribución de la renta; rehabilitar el planeta, hacerlo mejor para que podamos vivir todos. Podemos existir en paz y garantizar la sobrevivencia. Esto lo comprendí en las montañas de México, en Afganistán, en África; vi el planeta y sentí que podríamos vivir. La mayoría de la gente es buena, pero hay un grupo de depredadores que ha tomado en sus manos el planeta. Con esta economía liberal, hoy hay más depredadores y es más complicado. No sé si llegaremos, pero sí tendríamos posibilidad de lograrlo.
−¿No tiene entonces una visión optimista del futuro?
−Para comprender lo que estamos viviendo hoy y hacer una proyección hacia el futuro, debemos mirar hacia atrás. Nuestra historia siempre ha sido ésta, somos un animal profundamente violento. Basta ver lo que pasó hace algunas decenas de años en Alemania, que era el país tal vez con el nivel cultural más alto de Europa y se creó un dictador apoyado por toda esa nación. Apoyaron a Hitler hasta el último momento. Cuando se mira la historia de Medio Oriente y se da cuenta uno de que la guerra no es sólo lo que ha acontecido ahora en Gaza, sino algo de 2 mil o 3 mil años, se debe admitir lo profundamente violentos que somos.
No sé si tenemos futuro. Hemos hecho tanto daño al mundo que, creo, mañana nos vamos. He visto que ésta es una historia de siempre y que así continuará. Cuando paré de fotografiar tenía perdida la esperanza; ya la recuperé, aunque no tengo esperanza en los humanos, creo que vamos directo contra un muro, nos vamos a destruir. Tengo esperanza en el planeta, porque él se recuperará solito, y nosotros pasaremos a la historia, como los dinosaurios.
De habla serena y cálida, Sebastião Salgado niega que, al cumplir 80 años, haya decidido jubilarse, como informaron algunos medios internacionales. Recalca que un fotógrafo nunca se retira
, si bien matiza que lo que sí dejó de lado son los proyectos monumentales que requieren de largo tiempo.
“Este sábado cumpliré 81 años; entonces, si uno muere entre los 80 y 90 –pasar esa edad es muy raro–, ya no puedo empezar más un proyecto de ese tipo, porque hay la gran probabilidad de no terminarlo. Pero sigo fotografiando”, indica, y agrega que apenas terminó una serie sobre París con la cual hará una exposición el año próximo en esa ciudad, a la par de seguir trabajando en la edición del monumental archivo que ha armado en su larga y prolífica carrera.
Resultado de esta labor, prepara una muestra para el año próximo en un museo de Los Ángeles, California, sobre la clase obrera en la Unión Soviética en los años 80, así como otra relacionada con El mar, de Claude Debussy, que consiste en una proyección de imágenes marinas mezcladas con música para orquesta sinfónica, la cual presentará en septiembre en la Ópera de Bordeaux, Francia.
Estoy construyendo una gran cantidad de presentaciones con la obra que armé en más de 50 años. Tan sólo de aquí a julio son siete. Posiblemente sea el fotógrafo que más ha trabajado en la historia de la fotografía en el mundo entero. Tengo un archivo colosal y sigo tomando fotos, así como editando
, señala el creador brasileño, quien para finalizar refrenda que si algo le ha interesado retratar es la dignidad de la gente
.
De allí que, explica, haya optado por la foto en blanco y negro y no el color, porque éste distrae, así como por fotografiar la parte de donde él proviene, el mundo subdesarrollado: Me criticaron porque fotografié mucho en África y en América Latina, y presentaba a la gente de forma correcta, la composición bien hecha, lo mismo que las luces; es decir, de forma bonita. Para mí, la belleza no eran los ojos azules ni el pelo bien cuidado; la belleza era la dignidad de las personas. Yo buscaba la dignidad de la gente. Entonces, las gentes eran bonitas, porque eran dignas (...) He buscado la belleza del otro lado, la de los pobres, porque es gente digna que vive en este bonito planeta
.