Martes 4 de febrero de 2025, p. 3
En una época en que el teatro mexicano estaba centralizado y las instituciones culturales apenas emergían, Emilio Carballido se convirtió en pieza clave para llevar las artes escénicas al interior del país, destacaron los dramaturgos Luis Martín Garza Gutiérrez, de Nuevo León, y Francisco Beverido Duhalt, de Veracruz, en entrevista con La Jornada.
Carballido promovió estrenos fuera de la Ciudad de México y se aseguró de que montajes presentados en el centro del país viajaran a las entidades. Además, fundó la revista Tramoya, plataforma para creadores emergentes de todas las regiones.
Luis Martín, uno de los directores que más obras de Carballido han montado, dijo a La Jornada que en sus 65 años de trayectoria ha llevado a escena al menos 80 producciones del dramaturgo cordobés. Destacó tres estrenos memorables: Te juro, Juana, que tengo ganas (1967), En-Dor (1984) y el monólogo Pasaporte con estrellas (1997).
Agradezco mucho esa deferencia que tuvo Emilio con el teatro en el interior del país, en un México donde casi todo es muy centralizado, no sólo el arte, la cultura, sino la obra social en general
, reflexionó.
Antes de la creación del Conaculta, en 1988 −ahora Secretaría de Cultura−, las actividades artísticas dependían de las universidades locales, iglesias y grupos privados.
En ese contexto, personalidades como Salvador Novo, Dolores Bravo y el propio Emilio promovieron la dramaturgia.
Este grupo, según Luis Martín, impulsó talleres, concursos regionales y un festival nacional, que fueron los principales movimientos de descentralización del teatro
.
Abrió brecha a autores emergentes
En una entrevista por separado, Francisco Beverido destacó que la revista Tramoya, publicada por la Universidad Veracruzana (UV), a iniciativa del autor de Las cartas de Mozart, fue crucial para romper el círculo vicioso
que limitaba a los jóvenes.
No estrenaban obras de autores emergentes porque la gente no los conocía, no los conocían porque no los ponían en escena, no los ponían en escena porque no estaban publicados
, explicó.
En Tramoya encontraron cabida creadores incipientes que después se convirtieron en autores importantes, como Víctor Hugo Rascón Banda, Tomás Espinosa, Óscar Liera, Óscar Villegas y Gerardo Velázquez.
También enriqueció el panorama teatral mexicano con la publicación de escritores extranjeros. Como integrante del consejo de la Editorial de la UV, Carballido promovió obras como Y nos dijeron que éramos inmortales, del argentino Oswaldo Dragún; La casa sin reloj, del puertorriqueño René Marqués, y la traducción de El doctor y los demonios, del inglés Donald Taylor.
Además, compiló textos breves como los que reunió en D.F. 52 obras en un acto, para facilitar la enseñanza del arte escénico en secundarias y preparatorias.
La faceta más importante y conocida de Emilio es su labor de dramaturgo, pero lo interesante es que no se detuvo ahí: fue un gran promotor de la producción teatral en el interior del país
, apuntó Beverido.
En el contexto del centenario de su natalicio, ambos actores instaron a las instituciones culturales a preservar el legado de Carballido mediante la recopilación de su obra y el fortalecimiento de las compañías teatrales regionales. El trabajo de Emilio es un ejemplo de cómo el arte puede trascender el centralismo y llegar a todos los rincones de un país
, apuntó Luis Martín.