En su obra, Carballido evita el conflicto violento y busca solución y esperanza
Martes 4 de febrero de 2025, p. 3
Desafiando cualquier intento de ser encasillado como costumbrista, el legado creativo de Emilio Carballido transita con libertad por los varios estilos, que van del expresionismo al realismo mágico. A través de sus obras construyó un retrato profundo de la sociedad mexicana, con personajes humanos, complejos y en constante transformación.
Luis Mario Moncada, dramaturgo, crítico y actual coordinador Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), compara a Carballido con Tennessee Williams (1911-1983), autor estadunidense que explora temas como la fragilidad humana, la sexualidad, los conflictos familiares y los traumas sicológicos.
Pero advierte que a diferencia de Williams, el mexicano imprime en sus historias un giro positivo. En medio de prejuicios morales y conflictos familiares, sus personajes encuentran solución y esperanza
.
Un ejemplo es Rosalba y los llaveros (1950), drama familiar que sigue el regreso de Rosalba a su hogar, en Otatitlán, Veracruz, tras un tiempo en la Ciudad de México. En la obra explora los prejuicios, atavismos, y la dificultad de conciliar la identidad individual con los lazos familiares.
En La danza que sueña la tortuga (1975) aborda la historia de dos hermanas solteronas oprimidas por su hermano mayor, hasta que ellas vislumbran en la Ciudad de México un espacio de mayor apertura. Mientras, Fotografía en la playa (1962) es el relato coral de los miembros de una familia que se reúne en casa de la abuela para tomarse una foto.
Carballido no es un autor costumbrista, es sumamente moderno, que maneja las estructuras a su antojo y habla con compasión de sus personajes, que transmite con gracia, verdad y humanidad
, explica.
Acota: aunque Carballido aborda problemas sociales, su teatro no es de confrontación violenta: se mete en las entrañas de la sociedad y comienza a buscar una manera amable de romper con esos atavismos, y halla y convence a los personajes de que se puede ser distinto
.
Otro rasgo del autor de Acapulco los lunes (1969), a decir de Moncada, es que sus piezas transitan con facilidad de la realidad del interior al centro del país; además, sus personajes femeninos tienen una aguda percepción de sus conflictos y destaca el uso que hace del humor.
Luis Martín Garza Gutiérrez, actor y director escénico, enfatiza que Carballido tiene una obra variada, que va del realismo, a lo onírico y el realismo mágico. Desde La hebra de oro (1956) hasta El relojero de Córdoba (1966) explora estructuras dramáticas complejas que desafían la puesta en escena tradicional.
Pero subraya el interés del dramaturgo cordobés por el teatro clásico y su reinterpretación de mitos griegos en obras como Teseo (1962) y Medusa (1958), lo que considera reflejo de innovación constante.
Esas dos obras son muy importantes, porque Carballido toma el mito griego pero le mete comicidad, y se va a lo sicológico y lo sociopolítico de nuestro México. Usa el humor para criticar a las instituciones contemporáneas, y eso es muy importante, porque sin ese recurso no serían las piezas que son.
Además, Garza Gutiérrez hace hincapié en la influencia del teatro de Bertolt Brecht, que se manifiesta en piezas como Nora (1980) y Yo también hablo de la rosa (1966), en las que el distanciamiento y la reflexión crítica son elementos claves.
Carballido es el dramaturgo mexicano más estudiado a escala internacional, incluso con análisis académicos en universidades de Europa y América Latina. Su teatro sigue vigente por su exploración de la condición humana y por su capacidad de dialogar con las realidades.