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Perfiles generacionales
U

no. Filmándose mientras asesinan a mujeres, ancianos y niños palestinos, un grupo unmenschlich del ejército más moral del mundo (Benjamin Netanyahu dixit), difunde por Instagram un video en el que se los oye gritando: ¡vayan a demandarnos a La Haya, bastardos!

Dos. En alemán, unmenschlich quiere decir despiadado, cruel, antihumano, palabra que el ideólogo non del hitlerismo (Alfred Rosenberg, 1893-1946), popularizó para justificar el exterminio de millones de judíos y eslavos en Europa central (1939-45).

Tres. ¿Que no hay que comparar? La dictadura de Hitler duró 12 años, y el régimen judeonazi que con apoyo de Occidente ocupa Palestina desde hace 76 años, se vende al mundo como la-única-democracia-de-Medio Oriente.

Cuatro. ¿A quién le vamos? ¿Se vale decir ni-a-los-unos-ni-a-los-otros o abogar, a estas alturas del horror, por el cuento de los dos estados? En octubre pasado, tras el ataque de la resistencia palestina contra los inocentes-colonos que ocupan su país, el presidente que usurpa el nombre de Israel, Isaac Herzog, acusó a los gazatíes de responsabilidad colectiva (sic). Pero antier, Netanyhaju manifestó que el ataque a un campamento de desplazados en la ciudad de Rafah (sur de Gaza), fue un trágico error.

Cinco. Sin embargo, Herzog cometió un furcio imperdonable para los sionistas: reconoció a Palestina como nación. Literalmente, dijo: Es toda una nación la responsable. No es cierta la retórica de que los civiles no son conscientes ni participan. Es absolutamente falso. Podrían haberse levantado. Podrían haber luchado contra ese régimen malvado que se apoderó de Gaza mediante un golpe de Estado. O sea, las elecciones democráticas que Hamas ganó en 2007.

Seis. Adenda: la franja de Gaza tiene 365 kilómetros cuadrados, levemente superior a la de la delegación Tlalpan (312). Y de norte a sur (Gaza City-Rafah), median 33 kilómetros. Una distancia notoriamente inferior a la que separan las casetas de cobro de Indios Verdes y Tlalpan (49.5 kilómetros).

Siete. Gaza es una ratonera en que más de 2 millones de personas tratan de sobrevivir atrapadas en un laberinto de muerte sostenida y destrucción, y corriendo de un lado a otro para salvar la vida de un bebé, o arrebatar una caja de comida que las democracias occidentales envían desde el cielo, junto con bombas, misiles y armas que ni te cuento.

Ocho. ¿A cuál generación pertenece el izquierdista (laborista) Herzog (1960), o el derechista Netanyahu (1949)? A la sociólogía gringa le encanta distinguir entre generaciones. Una manía demográfico/funcionalista que los ubicaría en la baby boomer (nacidos entre 1946 y 1964). Porque la baby boomer fue hija de la que derrotó al nazifascismo.

Nueve. Aunque no del todo. Porque sus ideales, volcados en la hermosa Carta de San Francisco (ONU, 1945), fueron puestos en cuestión tres años después, cuando judeonazis europeos y sionistas evangélicos gringos reclamaron sus fueros y parieron el moderno Estado de Israel.

Diez. ¿Complejo de culpa por los horrores del nazismo o imperialismo duro, puro, y colonialismo reciclado sin más? De ahí la legítima resistencia de Palestina, frente a un Occidente moral que desde las guerras médicas (499-449 aC) niega el universo filosófico de persas, árabes, musulmanes, chinos, indoamericanos y africanos. Ah!.. Y rusos.

Once. V. gr.: en un comunicado del 14 de noviembre, el encumbrado filósofo alemán Jurgen Habermas (95 años) rechazó que se acuse a Israel de genocidio en Gaza. Dijo: El compromiso de la República Federal de Alemania con la democracia y los Derechos Humanos está ligado a una cultura política en la que a la luz de los crímenes nazis, la vida judía y el derecho a la existencia de Israel son elementos esenciales que se deben defender.

Doce. No fallan: los androides unmensclich de Tel Aviv matan on line y a vista de todo mundo, y los pensadores fifí nos envían a ver películas de Auschwitz. En este sentido, el comunicado de Habermas y otros, ameritaría incluirse en una suerte de gran antología del pensamiento hipócrita occidental. Obra en la que, naturalmente, estará ausente el filósofo polaco Zygmunt Bauman (1925-2017), judío y antisionista.

Trece. Escribió Bauman: “En nuestra parte del mundo (sea lo que fuere lo que indicamos con ese nuestra parte), nos resulta difícil (puede que hasta imposible), comprender por qué hay personas en otras latitudes que pueden sacrificar sus vidas por una ‘causa’ […]. Cuando oímos hablar de terroristas suicidas, procuramos ocultar nuestra perplejidad y nuestro desasosiego bajo expresiones sentenciosas como ‘fanatismo religioso’. Término que, lejos de explicar el misterio, indican nuestra impotencia para comprenderlo” ( Vida líquida , 2005, Paidós 2006, pp. 37 y 38).