Desde el lunes 6 de mayo –dos días antes de los hechos violentos que provocaron la muerte de un estudiante de la UNAM–, grupos porriles habían acudido a las inmediaciones del CCH Naucalpan para arrojar petardos, sin que esas advertencias
hayan servido para que las autoridades municipales tomaran previsiones ante otra posible incursión.
Fernando Camacho Servín
Editor Ricardo Guzmán Wolffer