Viernes 3 de septiembre de 2021, p. 3
Víctimas de sus propias decisiones, los diputados federales regresaron al pasado: encargaron un nuevo sistema de votación que costó 42 millones de pesos, pero tres meses después de contratado, no funciona. Como en el siglo XX, cada una de las tres votaciones de la primera sesión se hizo uno a uno de los legisladores, de viva voz.
El paso a la modernidad parlamentaria les permitiría leer documentos en sus tabletas y sufragar desde sus teléfonos móviles; serviría también para el registro de asistencia y debió estar listo en agosto.
Llegó septiembre, la apertura del periodo ordinario y la primera sesión, pero no la tecnología. Así, cada una de las tres votaciones tardó una hora.
Otros 24 millones de pesos se destinaron a colocar piel nueva en las 500 curules y a cambiar la alfombra del salón. Nada más que el contrato no incluía cinta amarilla en el borde de los escalones.
A las cinco de la mañana, mientras se discutían las reservas a la ley de juicio político, la diputada Shirley Vázquez (PT) tropezó y se hirió la cabeza. El presidente de la Mesa Directiva, Sergio González Luna (Morena), quien observó el accidente desde su curul, preguntó: “Diputada, ¿está usted bien? Alguien que informe a esta mesa…”
Apenas en sus primeras horas al frente de la Cámara, el legislador olvidó apagar el micrófono y, sin tiento, dijo: ¿será que se duerme?
Personal de protección civil y del servicio médico atendió a la legisladora. La bancada del PT explicó que, unos minutos antes, se había trompicado y alertó de la falta de señalización que delimitara un escalón del otro. Sólo después del accidente se colocó cinta amarilla en los bordes de la alfombra.
También ocurrió que en la primera sesión, y antes de empezar a cumplir su encargo, dos diputados de Morena pidieron licencia: Pável Jarero y Mario Alberto Torres Escudero, este último migrante con residencia en California. La curul y el sueldo lo asumirán los suplentes.
Y, como en la legislatura pasada, empezó el salto de legisladores de una bancada a otra, práctica conocida como chapulineo, que en unas permitió a Morena pasar de 198 integrantes que obtuvo como resultado de la elección del 6 de junio, a 201, nuevamente a costa del PT, que se queda con 34.