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Recoge antología reflexiones en torno a las representaciones de la Conquista en el arte
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Batalla de Otumba, de Manuel Ramírez Ibáñez, pintura incluida en el libro 1521: la Conquista de México en el arte.Foto cortesía UNAM, El Equilibrista y Colegio de San Ildefonso
 
Periódico La Jornada
Martes 17 de agosto de 2021, p. 6

El libro 1521: la Conquista de México en el arte (UNAM/Ediciones El Equilibrista) fue presentado en forma digital como primera actividad del coloquio virtual del mismo nombre que se lleva acabo los jueves de agosto y los días 2, 9 y 23 de septiembre. El encuentro se realiza dentro del programa México 500, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la campaña Contigo en la Distancia y el Antiguo Colegio de San Ildefonso (ACSI), en colaboración con el Centro Cultural de España en México y Ediciones El Equilibrista, bajo la coordinación académica de Alejandro Salafranca.

La obra ofrece un recorrido y una reflexión sobre las representaciones en el arte, desde pintura, códices, plumaria y más tarde el muralismo mexicano, expresadas durante 500 años en torno a lo que significó la incorporación del México prehispánico a la monarquía católica.

Los textos son de la autoría de Vicente Quirarte, Baltazar Brito Guardarrama, Gisela Mendoza, Alicia Mayer, Guadalupe Gómez-Aguado, Tomás Pérez-Viejo, Antonio Saborit, Eduardo Vázquez Martín, Javier Garcíadiego, Luis Rius Caso y Salafranca.

En la presentación, conducida por Sara Alonso de El Equilibrista, la historiadora Gisela Mendoza dijo que el estudio de la imagen del arte es una buena manera de abordar la Conquista, un tema recurrente durante todos estos siglos, ya que sigue siendo una cuestión identitaria para los mexicanos. La Conquista, continuó, representó un holocausto para los indígenas mesoamericanos, ya que rompió sus estructuras sociales, económicas, políticas y religiosas. Ante ello, tuvieron que desarrollar una resiliencia creativa, adaptarse a los tiempos y relaborar un discurso que se ve claramente no sólo en los códices, incluso en las manifestaciones arquitectónicas.

Para Salafranca, sorprende que la monarquía española durante los siglos XVI, XVII y XVIII haya invisibilizado su propaganda bélica en cuadros y murales. Se debió a que no quería basar su legitimidad en las Indias en las armas, sino en la bula papal para cristianizar, a la vez que exagerar el acuerdo jurídico mediante el cual Atahualpa y Moctezuma cedieron la soberanía al rey Carlos I.

En el siglo XIX, desaparecida la monarquía plurinacional, se crearon países de nuevo cuño dentro de la modernidad. España y México nacieron como nuevos estados a la vez y necesitaron construir una narrativa del pasado. Ahora, España puede pintar la Conquista como un recordatorio de las viejas historias para dar autoestima a un país que nace de su desmembramiento como Imperio”. En México ocurre prácticamente lo contrario. En su nuevo relato histórico lo hispánico empezó a sonar a deleznable y arcaico, y se vio como el origen de los males por superar.

El poeta Eduardo Vázquez Martín, coordinador ejecutivo del ACSI, afirmó que el arte contemporáneo sigue viendo en la Conquista una fuente inmensa de metáfora, aunque sobre el presente. El libro se queda en el siglo XX, entonces habría que imaginar el capítulo que falta.

Señaló: El movimiento muralista dio un lugar relevante al indígena como elemento mitológico y personaje de la historia, aunque, finalmente, es una mirada desde un mundo no indígena. Con la presencia de Francisco Toledo, Rodolfo Morales y Sergio Hernández se irrumpe la mirada indígena sobre lo indígena.

Para Leopoldo Lomelí, secretario general de la UNAM y prologuista del libro, éste representa una espléndida oportunidad para dialogar sobre el pasado, el presente y el futuro de nuestro país a la luz del arte que es, sin lugar a dudas, un testigo y un protagonista también de los grandes cambios de la sociedad.