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¿Un IMSS neoliberal en la 4T?
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reservando la orientación neoliberal de eludir el impacto de la privatización pensionaria de Zedillo (1995) sobre las finanzas institucionales, el 24 de septiembre 2020 –en plena 4T– Zoé Robledo, director del IMSS señaló que la viabilidad financiera del instituto está garantizada hasta 2034 por la decisión de incrementar sus reservas financieras en 33 mil millones de pesos (mdp), ese año y en 35 mil mdp más en 2021. Ello, expresó, asegura el pago de pensiones y jubilaciones a los trabajadores.

Robledo Informó también que el impacto de la pandemia por el Covid-19 asciende a 29 mil mdp de los cuales, 16 mil mdp fueron destinados a las acciones para la atención de enfermos por coronavirus, mientras que 13 mil mdp corresponden a lo que se dejó recaudar de cuotas obrero-patronales por el cierre de empleos.

Del monto destinado a la pandemia, 9 mil mdp se utilizaron en la contratación de 41 mil trabajadores, así como en el pago del bono-Covid y otros estímulos a los trabajadores del IMSS. La diferencia se destinó a la compra de insumos de protección personal, equipos médicos y adecuaciones en la infraestructura. Los recursos, insistió, provienen –sin recurrir a las reservas– de reasignaciones presupuestales por actividades que se pospusieron: semana nacional de salud, conferencias y obras que, obligadamente, redujeron la velocidad de los trabajos. Robledo descartó que el IMSS se encuentre en una situación de crisis financiera, aunque reconoció que es complicada.

Poco después (30 de septiembre), agregó que el presupuesto institucional 2021 tendrá ingresos por 937 mil 27 mdp –con un incremento real de 5.6 por ciento– y egresos por 901 mil 687 mdp, 5.7 superior a 2020. Y el responsable de la Dirección Normativa de Finanzas, César Rojas Flores, precisó que del total de egresos, 414 mil 608 mdp se destinarán a pensiones y 108 mil 280 mdp al régimen de jubilaciones y pensiones (RJP), un incremento del 17.4 anual.

Y, como su superior Robledo, ratificó que la viabilidad financiera del instituto está garantizada hasta 2034, la cual deriva de la valuación (a valor presente) de los seguros y cuotas, así como de la proyección del gasto y los intereses generados por las reservas financieras. Si bien el seguro de enfermedades y maternidad presenta un déficit de 9 por ciento del producto interno bruto (PIB), sostuvo, otros como el de riesgos de trabajo es superavitario 2.5 por ciento del PIB. Por tanto, presume Rojas, el balance entre todos los seguros y los ingresos sean mayores a los gastos.

Como sus antecesores panistas y priístas, los números de Robledo y Rojas Flores evitan, en la 4T, entrar al fondo del asunto público y preservan la lógica financiera neoliberal.

Baste recordar que el efecto cosmético del peñismo sobre la situación financiera del IMSS consistió, nuevamente, en una franca quimera. La ilusión fue fabricada por el ex director José Antonio González Anaya, quién siguió eludiendo ajustar el diagnóstico panista –deliberadamente equivocado– y elaboró otro nuevo principio fabulado, tan inverosímil como el previo. Como los panistas, González Anaya ignoró lo principal: el impacto generado por la privatización pensionaria de Zedillo (1995). Luego inventó otro arreglo financiero que, inmediatamente, presumió como la fantástica salvación sexenal del IMSS-Peña.

Tramposamente hizo brotar la crisis financiera, de la carga de la doble morbilidad simultánea que representan los padecimientos crónico-respiratorios-infecciosos; de los médicos-enfermeras que no están coordinados para atender los males crónicos; que son remunerados con salarios fijos no atados a los servicios prestados; sindicalizados que perciben bonos de desempeño no vinculados a su propia actuación. ¡Y esto generó una crisis financiera!

Así surgió el fantástico salvamento peñista. En 2012, apuntó González Anaya, el IMSS enfrentaba una situación crítica. Pero gracias a su plan estratégico, se establecieron los objetivos simultáneos de mejorar la calidad del servicio y asegurar la sustentabilidad financiera en el corto, mediano y largo plazos. Que, como confirman las innumerables quejas de derechohabientes, constituía una agenda imposible.

Y con esa fábula siguió atribuyéndose mejoras ¡que lograron reducir el déficit a la mitad! Tanto que, por la fábula, en sólo dos años, los esfuerzos para estabilizar al IMSS disminuyeron a la mitad el uso de las reservas. En octubre de 2015, durante la 106 asamblea general ordinaria, sostuvo ante Peña que así que, señor Presidente, con orgullo colectivo le informo que la viabilidad financiera del instituto, está garantizada durante su administración, mientras lo alcanzaban, por minuto, las denuncias sobre la calidad de los servicios.

Pero Zoé Robledo asegura que esta administración no comparte la visión de gobiernos pasados que privilegiaron la participación del sector privado en lugar de fortalecer las capacidades propias del organismo.

* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco