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Sitio sagrado y natural
¿C

ómo imaginar la Ciudad de México sin el Bosque de Chapultepec? Con toda seguridad no hay un habitante de la capital que no tenga un recuerdo grato del añejo lugar, que también es sitio obligado para visitantes foráneos. ¿Quién no ha visitado el Castillo, un museo, el zoológico, el jardín botánico o caminado entre los añosos ahuehuetes? Es parte fundamental del alma de la urbe, desde tiempos remotos se consideró un sitio sagrado y en muchos sentidos lo sigue siendo.

Este sitio privilegiado ahora tiene el que, sin duda, es el libro más completo y bello de cuantos ha inspirado: El Bosque de Chapultepec, sitio sagrado y natural de México. Lo edita el Fideicomiso Probosque de Chapultepec, la producción editorial la realizó Artes de México y la idea y coordinación es de la editora Mónica del Villar, quien llevaba años soñando con él.

Lo que distingue a esta obra es que a la parte histórica, que hemos visto en otros trabajos, se suma la ambiental: el bosque como patrimonio natural. Carlos Galindo Leal, destacado biólogo de Conabio, escribe un texto fascinante. Detalla las especies que resguarda de árboles, plantas, flores, peces, aves y toda una variedad de pequeños animales como las ardillas, el cacomixtle, el tlacuache y una infinidad de insectos: mariposas, polillas, abejas, escarabajos, catarinas, hormigas y muchas más. Bellas ilustraciones nos muestran ejemplares de todas las especies y señalan si son endémicos o introducidos. Es impresionante conocer esa riqueza inimaginable que, además, cumple una función esencial para la salud ambiental de la capital.

El libro comienza con dos ensayos sobresalientes de Eduardo Matos y Miguel León Portilla. El primero nos habla del Chapultepec prehispánico como sitio sagrado; la arqueología ha revelado que por lo menos durante 2 mil años el cerro ha sido morada de conjuntos humanos. Por su parte, don Miguel nos ilustra sobre la presencia del sitio en la literatura náhuatl. Comparte algunas leyendas, poemas y relatos históricos extraídos de diversos códices.

Otro texto imprescindible es el de los historiadores Amparo Gómez y Salvador Rueda, que nos relatan cinco siglos de historia del mítico bosque. Una visión poco vista de Chapultepec ofrece Miguel Ángel Fernández en Paisaje irrepetible, en el que sostiene la necesidad de cuidar su función primordial como bosque, es un ser vivo que necesita mantener su equilibrio, vegetal, animal y climático.

Por su parte, Mónica del Villar, quien fue integrante del Consejo Rector Ciudadano del Bosque de Chapultepec, escribe un recuento muy ilustrativo sobre todo lo que se logró y lo que falta por hacer. Conjuntamente con la Secretaría de Medio Ambiente y el arquitecto paisajista Mario Schjetnan, realizaron una serie de obras que renovaron la imagen urbana y la vegetación.

También aparecen una serie de breves poemas, crónicas y ensayos de Vicente Quirarte, Ángeles Mastretta, Alberto Ruy Sánchez, Fernando Fernández, Vance G. Martin, Carlos Pellicer y Coral Bracho, entre otros.

Hay que destacar la belleza del libro, tanto del diseño como la iconografía; la profusión de imágenes de distintas épocas brindan un placer adicional a la lectura.

Vamos a brindar por el ejemplar y por su próxima redición, que ya urge. Saliendo del bosque, en la esquina de Constituyentes y avenida Chapultepec, está El Mirador, cantina restaurante que desde 1904 ofrece deliciosa comida mexicana tradicional. Ahí pido platillos que ya casi nadie ofrece: quesadillas de pancita blanca y epazote, sesos, lengua a la veracruzana y puntas de venado. También manejan la veta española con chistorra y dos recetas de paella. Mis postres favoritos: la crema de piñón y las crepas de cajeta y nuez. Si insisten, remato con un café irlandés.