En el contexto de las medidas para lograr una alimentación sana en el país, el gobierno federal debería declarar a la tortilla, elaborada con maíces nativos y nixtamalizada, como alimento fundamental y además desplegar políticas públicas para incentivar su consumo, consideró Mercedes López Martínez, integrante de la Alianza por Nuestra Tortilla y directora de la Asociación de Consumidores Orgánicos (ACO).

En entrevista con La Jornada, expuso que promover el consumo de este alimento y del maíz criollo es fundamental por su riqueza nutricional y criticó que trasnacionales hayan industrializado la tortilla, utilizando harinas sin valor nutrimental e incluso contaminada con agroquímicos.

La integrante de Vía Orgánica en la Ciudad de México y representante de la colectividad demandante contra el maíz genéticamente modificado, destacó que el cambio de dietas hacia opciones no saludables ha incidido en que “en los pasados 30 años el consumo de tortilla se redujera en 40 por ciento en el país.

“Hay un estudio de la Canacintra que dice que de 1980 a 2008 el consumo per cápita pasó de 144.9 kilos a 78.49, es decir, se redujo en 54 por ciento. Esto es grave, una buena tortilla de maíces criollos y de maíz nixtamalizado aporta calcio, proteína, fibra y evita la obesidad. Ha habido muchos mitos en torno a la tortilla en el sentido que engorda, y algunos han optado por comer galletas y panes industrializados.

La Secretaría de Salud (Ssa) debería destacar que es un alimento sano, hacer campañas informativas sobre este tipo de tortilla sana y limitar a la industria que está mezclando maíz forrajero o genéticamente modificado con la masa.

La pandemia ha revelado la magnitud de las consecuencias que tiene la mala nutrición, por lo que es fundamental incentivar su consumo. Las personas más afectadas por el coronavirus han sido quienes tienen sobrepeso, obesidad y diabetes, justo porque el consumo tradicional cambió mucho con el TLCAN.