Buscaba a tres hijos y sus nietos
Miércoles 15 de julio de 2020, p. 29
Buenos Aires. Las Abuelas de Plaza de Mayo comunicaron hoy el fallecimiento de Antonia Acuña de Segarra, de 86 años, integrante de la Comisión Directiva de ese organismo y a cargo de la sede en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, quien tenía tres hijos desaparecidos y nunca pudo recuperar a sus nietos, nacidos en cautiverio, como más de 400 niños que fueron sistemáticamente apropiados por los militares de la pasada dictadura.
En junio de 1978, durante el Mundial de Futbol, desaparecieron sus dos hijas Laura, de 17 años y Alicia, de 21, ambas embarazadas. La primera de ellas a días del parto junto con sus yernos Pablo Torres y Carlos Mendoza. Poco después también secuestraron y desaparecieron a su hijo Jorge.
Al desconsuelo de su muerte se une como agravante que nunca pudo encontrar a sus nietos además de sus hijos, y como la mayoría de los familiares de desaparecidos, recorrió comisarías, juzgados y decenas de dependencias del Estado, sin obtener respuesta
, dijeron en el comunicado las Abuelas de Plaza de Mayo.
Buscando a sus hijos “viajó a Buenos Aires, donde se encontró con otras madres que recorrían despachos oficiales en busca de sus hijos, hijas, nietos y nietas. Allí conoció de la existencia de las Abuelas de Plaza de Mayo, se incorporó a la institución y comenzó a replicar el trabajo en Mar del Plata (…) trabajaba en cada acto de difusión, siempre con la esperanza de encontrar algún nieto, alguno de sus nietos”, y organizó a las Abuelas en Mar del Plata convirtiéndose esa sede en referente en esta lucha. Ahora ella nos guiará para encontrar a su hijos y nietos, y a todos los que faltan
, fue la promesa de sus compañeras de lucha.
Esta muerte que se une al deceso el lunes de la madre de Plaza de Mayo, Carmen de Conde, se produce cuando en esa organización recuerdan su formación hace 43 años, lo que es un duro golpe y nos obliga a renovar todos los esfuerzos para saber la verdad y hacer justicia. Todos son nuestros hijos y nuestros nietos, y es muy doloroso ver que se han ido nuestras compañeras de lucha sin tener el mínimo consuelo de al menos saber lo que sucedió con sus hijos
.
No fue el único hecho que golpeó a los organismos de derechos humanos. También la muerte del abogado y profesor Julio Maier, quien además de estudiar derecho en la Universidad de Córdoba, había realizado estudios de posgrado en filosofía del derecho en la Universidad de Munich y fue investigador del seminario de filosofía del derecho en la Universidad de Bonn. También sufrió persecución política y atentaron contra su casa por lo cual regresó a Alemania y en 1984 volvió al país. Reconocido por su trabajo por todos los organismos de derechos humanos y los juristas, fue despedido con mensajes del presidente Alberto Fernández y de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El ex juez de la Corte Suprema Raúl Zaffaroni escribió sobre Maier: Discutidor genial, testarudo, con la imperdible musicalidad de su acento cordobés, honesto en sus convicciones como pocos, dispuesto a sumarse a todas las causas nobles, así fue Julio Maier, el más profundo científico del derecho procesal penal de nuestro país y de toda nuestra región, de consulta obligada, al que acudíamos ante cualquier duda
.
Y se refirió a su trabajo en toda la región y especialmente en Centroamérica, por lo cual recibió importantes reconocimientos en diversos países del mundo. En Latinoamérica es imposible referirse a las reformas procesales sin mención, al menos, de su nombre
.