La emergencia sanitaria por Covid-19 ha trastocado la vida cotidiana de niños, niñas y adolescentes en aspectos materiales, sicológicos, lúdicos, relacionales y escolares, y les ha generado sentimientos de aburrimiento, pérdida de tiempo, enojo, tristeza y estrés por estar encerrados, informó la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos (CDH) de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez Hernández.

En la presentación de los resultados de la consulta Infancias encerradas, que realizó entre menores de edad hasta 17 años, destacó que el miedo está también presente ante la pérdida de empleo de los adultos que los rodean, así como que alguien de su familia se contagie o muera por coronavirus, falte mucho para regresar a la escuela y los desalojen de sus casas por la falta de pago de la renta, pues la crisis económica que se vive le impide a mucha gente cubrirla.

Se trata de una consulta sin precedentes, que llevará a actuar de manera institucional para no poner en riesgo su derecho a la salud, educación y esparcimiento, porque estamos previendo una pandemia de por lo menos dos años, afirmó José Ignacio Santos.

El secretario del Consejo de Salubridad General señaló que esa realidad debe cambiar, pues este grupo poblacional necesita certeza en su vida cotidiana, la cual se modificó por este confinamiento, que no se había vivido en los pasados 100 años.

En la consulta realizada entre el 27 de mayo y el 15 de junio se recibieron a nivel nacional 44 mil 905 cuestionarios y 648 dibujos, de los cuales 40 por ciento correspondieron a la Ciudad de México, con 19 mil 625 y 116, respectivamente, precisó Ramírez Hernández.

Las respuestas de los niños no arrojaron elementos para suponer una intensificación de la violencia, pero los métodos violentos como vías disciplinarias y educativas en México son un problema prexistente a la pandemia y lo han sufrido 63 por ciento de las personas de uno a 14 años.

Por ello, en la primera quincena de agosto se presentarán reportes estatales, incluido el de la capital del país, para que se realicen acciones específicas de atención con el apoyo de las autoridades federales, y se buscará hacer una versión amigable de la consulta para los niños.

El cuidado a la salud mental será fundamental para evitar que estados de ánimo como tristeza y estrés se conviertan en ansiedad y depresión, pues muchos hogares padecen o padecerán las consecuencias de la precariedad material, por lo que la prevención del hambre y el desalojo son importantes, así como el acompañamiento sobre la pérdida y el duelo que ha implicado tanto la enfermedad como el cierre extraordinario de ciclos y separación de espacios importantes de sociabilidad, como la escuela, donde se observó una ruptura docente-alumno, indicó.