osé Santos Valdés García de León nació el primero de noviembre de 1905, en Rancho Camargo, Matamoros, Coahuila. La familia Valdés García de León estuvo compuesta por Cristina, Pedro y sus seis hijos. Su padre, peón de confianza de don Evaristo Madero. Infancia, análoga a lo que Jorge Carpizo describió del niño Benito Juárez, fue humilde y difícil pero no por eso ausente de buenos recuerdos.
Nueve años le costó cursar cinco grados de primaria, consecuencia de una vida familiar trashumante. Fue electo para recibir la beca municipal para estudios en la normal del estado de Coahuila a partir de 1920. Aquejado por la tuberculosis, suspendió sus estudios por un año. Inició un prematuro magisterio en una hacienda coahuilense de propietarios franceses. La amarga experiencia en la hacienda nutrió el deseo de concluir su educación.
Terminó sus estudios normalistas en 1926. A los 20 años inició su servicio magisterial en Sonora, ahí le nombran director de la escuela primaria Talamantes, de Navojoa, donde cursan sus estudios los hijos del ex presidente de la República, Álvaro Obregón. Con apenas cuatro meses de dirección, es ascendido a supervisor escolar de las primarias de Hermosillo y Nogales.
El primero de mayo de 1929 organizó desfilaran las escuelas primarias de su jurisdicción con uniforme rojinegro en honor al día internacional de los trabajadores. Además, a petición de la Confederación Regional Obrera Mexicana, dio un discurso y denunció la necesidad de un sindicalismo independiente. El gobernador Rodolfo Elías Calles le dio 24 horas para que abandonara el estado, acusándolo de peligroso comunista.
Asumió prolegómenos radicales de la izquierda mexicana. Inició su prueba de consistencia en el trabajo diario y clandestino previo a su aceptación al Partido Comunista, durante los años de 1932 a 1934. Su etopeya juvenil plasma lo que José Ingenieros retrata en un idealista, hombre cualitativo, capaz de distinguir entre lo malo que observa, y lo mejor que imagina
. Adopta principios quijotescos que reniegan de la resignación ante la existencia de un mundo aquejado de injusticia social.
En 1933 los cristeros intentaron asaltar la Normal Rural de Aguilera, Durango porque permitió el acceso de mujeres a estudiar. En Veracruz, empresarios pedían su traslado a otra entidad por organizar a los obreros que levantaban huelgas para pedir mejores salarios y jornadas. En 1941 le acusaron de quemar una bandera nacional al realizar honores en la normal de Tenería, estado de México.
A inicios de la década de 1930, escribió periódicamente en la revista, El maestro rural de la Secretaría de Educación Pública, por medio de ella influyó sobre el magisterio con publicaciones como Orientación social de la escuela rural, Motivos socialistas de la educación y La religión y la escuela socialista.
Cultivó con pasión el periodismo, la investigación biográfica, monográfica, poética y ensayística. Periodista de corrosiva tinta, escribía en la revista de circulación nacional Política de Manuel Marcué Pardiñas, junto a personalidades como Fernando Benítez y Carlos Fuentes.
De 1939 a 1941 se desempeñó como profesor en la Escuela Nacional de Agricultura en Chapingo. En 1945, en funciones de inspector de Misiones Culturales, jefaturó las Misiones en Sinaloa, Nayarit y Colima respectivamente. En 1946 supervisó las ubicadas en Zacatecas, Tlaxcala, Durango, Tabasco y Aguascalientes.
El primero de octubre de 1933 ingresó como profesor en la Central Agrícola de Tamatán, Tamaulipas. En consideración a sus antecedentes y desempeño, es designado director de las normales rurales de Aguilera, Durango; Galeana, Nuevo León; Chicontepec, Veracruz; Tenería, estado de México; San Marcos, Zacatecas; Mexe, Hidalgo; y Santa Teresa, Coahuila. En 1959 es nombrado supervisor de la zona norte de normales rurales, atendiendo Durango, Coahuila y Chihuahua. En 1967, por decreto presidencial es nombrado supervisor de Educación Normal a escala nacional. En 1971 renuncia a su comisión.
El 31 de mayo de 1990 recibe la presea Francisco Zarco
que otorga el Congreso de Durango a ciudadanos ejemplares. En 2010 es declarado persona ilustre del estado de Coahuila, asimismo, en 2014, Zacatecas lo declara persona y maestro ilustre por su legado educativo en la formación de profesores.
Por más de una década, la Dirección Federal de Seguridad, desde los veneros de espionaje mexicano lo acusó de instigar la revuelta armada. En 1967 escribió el libro Madera. Su narrativa de los movimientos populares y sociales críticos de los 60 le valió ser objeto de lo que Carlos Monsiváis definió como la difamación al abrigo del anónimato inflexible.
El 5 de agosto de 1990 la noticia corrió como pólvora, el profesor José Santos Valdés había muerto. Día gris en que dejó de existir el padre, el poeta, el periodista, el maestro del normalismo rural. A 114 años de su natalicio y 29 de su muerte, los normalistas rurales, hijos de las escuelas a las que entregó su vida y apasionada visión, han encontrado apertura para que el Senado de la República dictamine un punto de acuerdo para considerar su trayectoria a fin de ocupar un sitio en la rotonda de la personas ilustres. Finalmente, tendrá el reconocimiento negado en el pasado. José Santos Valdés, un maestro de México.
*Doctor en Historia y autor del libro La semilla en el surco: José Santos Valdés y la escuela rural mexicana (1922-1990)