La cinta del iraní-sueco Ali Abassi se estrena hoy en salas mexicanas
Viernes 22 de noviembre de 2019, p. 8
Tina es una agente aduanera. Trabaja en la frontera entre Suecia y Dinamarca. Sobresale por su aspecto de duende o trol. Es decir, fuera de los estereotipos de belleza.
Pero destaca más aún por su capacidad, casi canina, de oler el miedo, la vergüenza, la lujuria, la ambición, la envidia, la ira… todo tipo de emoción. Ha vivido entre el rechazo social, la autocensura y la monotonía, hasta que conoce a Vore, un forajido con quien establece una relación ecléctica.
Se trata de la historia de Criaturas fronterizas, película de esencia transgresora del realizador iraní-sueco Ali Abassi, la cual se puede apreciar en salas mexicanas a partir de este viernes.
El filme obtuvo el premio como mejor cinta en la sección Una Cierta Mirada, en el contexto del festival de Cannes, en 2018. También fue nominada a un Óscar como mejor maquillaje ese mismo año.
¿Hasta qué punto los roles de género y el aspecto físico determina las vida de la gente? Esta pregunta es parte de la narrativa de este cuento, perfumado con aires fantásticos y gélidos de Escandinavia; un clavado profundo en el mar de la sensibilidad humana.
Criaturas fronterizas parece inclasificable. “Esta película va de outsiders, de minorías y su vida en sociedad. Ser un trol es una metáfora sobre ser alguien diferente. La veo como una historia de amor entre dos personas feas. Tenemos un sentido de la estética muy retorcido en el cine. En Hollywood todos son guapos, por eso veo su cine como un tipo de surrealismo que no me creo ni por un segundo. Lo alarmante es que podamos interpretar eso como la realidad, porque no lo es. La gente fea, gorda o con narices grandes también tiene sentimientos, y no tienen por qué ser siempre bufones o villanos”, aseguró el cineasta Abassi a una revista española.
Basada en Gräns, relato corto de John Ajvide Lindqvist (escritor sueco reconocido), Criaturas fronterizas ofrece su interpretación de la xenofobia, de la maternidad y la identidad sexual.
El director ha dicho estar “en contra de esa idea de identidad, de la que han construido. En la película pasa igual que conmigo mismo, que soy como una mesa de bufet: iraní, pero criado en Suecia y vivo en Dinamarca. Creo que Criaturas fronterizas es sobre todo una de las películas más europeas. Pare-ce que todo conduce a que creamos que hay una identidad real por algún sitio, cuando en realidad se trata siempre de construir una propia. Es cuestión de seleccionar, ella elige… Por ejemplo, yo no elijo ser ni iraní ni sueco ni danés”.
En Criaturas fronterizas resalta el histrionismo de Eero Milonof (Vore) y Eva Melander, quien encarna a la agente Tina. Pero más aún, la extraordinaria transformación que le dio a ésta Göran Lundström, reconocido en Europa como todo un artista del maquillaje.