Montreal. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, se mantendrá en el poder al obtener una ventaja moderada en las elecciones federales de ayer, lo cual le permitirá formar un gobierno minoritario, de acuerdo con resultados preliminares.

El Partido Liberal, de Trudeau, logró 156 escaños, seguido de los conservadores con 121, el bloque Quebequés, con 32 y el Nuevo Partido Democrático (NPD) con 25, con 79 por ciento de escrutinio.

El partido oficialista se proyectaba para ganar la mayor cantidad de los 338 escaños del Parlamento, y así tener mejor oportunidad de formar gobierno, pero no fue así.

La cadena de televisión Canadian Broadcasting Corporation indicó que sería un gobierno minoritario, obligado a depender de un partido opositor para mantenerse en el poder. Hasta ahora los liberales disfrutaban en la cámara de una mayoría absoluta con 177 de 338 escaños.

El líder liberal podría iniciar hoy conversaciones con los partidos más pequeños para una alianza. La primera prueba de la futura administración será el Discurso del Trono, en el cual el gobierno somete su programa legislativo al voto del Parlamento.

Trudeau debería acercarse particularmente al NPD, de Jagmeet Singh, una de las revelaciones de estas elecciones, o el Bloque Quebequense, formación independentista dirigida por la otra revelación de la campaña, Yves-François Blanchet.

No se ha publicado el índice de participación. Unos 4.7 millones de electores de los 27.4 que fueron convocados para estos comicios votaron durante la semana pasada, una cifra muy superior a la de 2015.

Michel Mercer, residente de Montreal, optó por los liberales pero sin mucha convicción. Preferí votar para evitar un gobierno minoritario, porque me inclinaría por el NPD, pero me disgusta ver a los conservadores en el poder, comentó.

Por el contrario, Murray Lutzer, residente de Regina, el feudo de Scheer, eligió a los conservadores. No quiero cuatro años más de dominación liberal, expresó.

El premier termina este mandato afectado por varios escándalos. Su popularidad cayó tras un caso de injerencia política en un proceso judicial y por la publicación en plena campaña de fotos suyas con el rostro pintado de negro.

A lo largo de la campaña defendió su gestión: economía sólida, legalización de la mariguana, impuesto al carbono, acogida de miles de refugiados sirios y los acuerdos de libre comercio firmados con Europa o Estados Unidos y México.

El conservador Andrew Scheer prometió retomar el equilibrio presupuestario y reducir los impuestos con un objetivo simple: devolver el dinero a los bolsillos de los canadienses.

Pero el joven conservador, de 40 años, padre de cinco niños y de formación católica, tampoco ha escapado a la polémica debido a su hostilidad hacia el aborto, la revelación tardía de su doble nacionalidad (también es estadunidense), y sospechas de que ordenó una campaña para denigrar a su rival Maxime Bernier.

El sistema electoral canadiense prevé que un primer ministro puede seguir en el poder aunque su partido pierda la mayoría si logra la confianza de la mayoría de la Cámara de los Comunes.