Soy militante de la libertad de expresión, de los derechos humanos y creo en las cosmovisiones indígenas, sostiene la escritora argentina en entrevista con La Jornada
Sábado 12 de octubre de 2019, p. 5
Militante de la libertad de expresión, de los derechos humanos en su amplísima gama, creyente de las cosmovisiones indígenas y profundamente antineoliberal y anticapitalismo salvaje, así se define Luisa Valenzuela, en entrevista con La Jornada, quien ayer fue designada ganadora del Premio Internacional Carlos Fuentes a la creación literaria en idioma español.
El jurado reconoció a la escritora argentina ‘‘por la extensión y la inteligencia de su obra, su genialidad narrativa, la constancia y presencia en sus publicaciones, el acierto en cuatro géneros (la novela, el cuento, el microrrelato y el ensayo), su sentido lúdico y creativo y el elemento reflexivo de su obra y su vinculación con la sociedad”.
Nacida en 1938, en Buenos Aires, Luisa Valenzuela recibirá un diploma, una obra escultórica diseñada por el artista Vicente Rojo y una cantidad equivalente en pesos mexicanos a 125 mil dólares, que le serán entregados este año en fecha por definir, asienta el documento.
Con el fallo, Luisa Valenzuela se convierte en la primera mujer en ganar el galardón, luego de que lo obtuvieron Mario Vargas Llosa en 2012, Sergio Ramírez en 2014, Eduardo Lizalde en 2016 y Luis Goytisolo en 2018. Apenas el jueves también fue anunciado que este año recibirá la Medalla Carlos Fuentes que otorga la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
El XXI, siglo de las mujeres
–¿Qué representa para usted ganar este premio y la medalla con el nombre de Carlos Fuentes?
–Jamás me he presentado a un premio, por cobardía quizá, para no tener que sufrir durante la espera y con la muy probable derrota; por tanto, este premio tan prestigioso que es a la obra literaria en general, y también todo lo que significan Carlos Fuentes y la FIL de Guadalajara me producen una emoción enorme y también un bastante aterrador sentido de responsabilidad.
–¿Que se reconozca en su persona ahora a una mujer denota que estamos ya inmersos en el siglo de las mujeres en el terreno literario?
–¡En todos los terrenos! Julia Kristeva afirmó más de dos décadas atrás que el siglo XXI será femenino o no será. Lo vemos en mi país, con los intensísimos movimientos de mujeres, muchas jóvenes, en defensa de sus avasallados derechos.
–¿Hasta dónde se mantienen intactas las motivaciones de su escritura de sus años iniciales?
–Creo que las motivaciones, si no iguales, son equivalentes a las de mis primeros tiempos. Siempre es una necesidad de indagar más allá de lo ya sabido, lo trillado. Una exploración, una necesidad de sorprenderme. Una busca de aventura, la aventura del lenguaje.
Compromiso social
–¿Dónde coloca usted su compromiso social de escritora en la circunstancia actual de su país, de América Latina y el mundo?
–De alguna manera, el compromiso social es ineludible, pero, en materia de escritura literaria, queda encapsulado a un nivel muy profundo, subyacente, para nada forzado. Todo lo contrario.
–¿Se asume militante de alguna causa como persona y literata?
–Sí, me asumo militante de la libertad de expresión, de los derechos humanos en toda su amplísima gama. Creo en las cosmovisiones indígenas. Soy profundamente antineoliberal y anticapitalismo salvaje, pero todo eso no intento imponerlo cuando hago literatura. Sale sólo si la cosa va bien.
_¿Prepara algún nuevo libro?
–Tengo una novela en ciernes, absolutamente cruda, sobre el profundo mal, y no tengo ánimos para abordarla. Hasta ahora. Quizá el espíritu de Carlos Fuentes me dé el espaldarazo que necesito.