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Décadas de violencia y abusos

El día 30 cerrarán Topo Chico, muestrario de vicios del sistema carcelario mexicano

Trasladan a reos al penal de Apodaca // Construirán ocho parques urbanos

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▲ El penal de Topo Chico, en Monterrey, Nuevo León, cerrará definitivamente el 30 de septiembre. A unos días de que eso ocurra, la madrugada del jueves se realizó el traslado de 900 internos hacia la prisión de Apodaca, en la misma entidad.Foto Afp y página del gobierno de Nuevo León en Facebook
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Viernes 27 de septiembre de 2019, p. 32

Monterrey, NL., Durante 76 años escenario de matanzas, torturas, amotinamientos, incendios, extorsiones, violaciones a los derechos humanos y enfrentamientos entre bandas que ejercían el autogobierno en su interior, el penal de Topo Chico cerrará definitivamente este 30 de septiembre.

A cuatro días de que eso ocurra, y como parte de la reingeniería penitenciaria puesta en marcha por el gobierno del estado, a las 23:08 horas del miércoles y hasta la madrugada del jueves se realizó el traslado de 900 internos hacia la prisión de Apodaca, ubicada en los suburbios del norte del área metropolitana de Monterrey.

Según el gobernador Jaime Rodríguez Calderón, el llamado Centro Preventivo y de Reinserción Social será convertido en un complejo de ocho parques urbanos.

La cárcel, que albergó a miles de reos, fue inaugurada el 4 de octubre de 1943, en ese entonces en las afueras de Monterrey. Con el crecimiento de la mancha urbana, el penal quedó rodeado de casas, supermercados y, a unos pasos de la mole, la estación Penitenciaría del Metro.

En 1959, integrantes de un grupo delictivo rociaron gasolina a Talayo, miembro de un grupo rival, y le prendieron fuego.

En 1980, reos secuestraron al personal y al capitán Alfonso Domene, director del reclusorio. Los trabajadores fueron liberados, pero el directivo fue masacrado a tiros y con desarmadores; en respuesta se armó a los custodios y se construyeron bardas más altas y torres de vigilancia.

En 2010, Gabriela Muñiz, La Pelirroja, acusada de participar en secuestros y extorsiones, fue llevada a la fuerza por otros reos a las celdas de los enfermos de sida, donde fue violada y golpeada. Los guardias la rescataron, pero cuando la trasladaban a un hospital fue interceptada y la colgaron en la avenida Gonzalitos. A finales de 2018 el gobierno del estado separó a hombres y mujeres.

Con el tiempo se agudizó el hacinamiento: aun cuando el penal tenía capacidad para 3 mil 685 personas, llegó a tener hasta 5 mil 860. Los vigilantes se veían rebasados, eran amenazados y si no aceptaban los sobornos los asesinaban.

El peor motín en la historia reciente de Nuevo León ocurrió en febrero de 2016, cuando seguidores de los líderes zetas Jorge Iván Hernández Cantú, El Credo, y Juan Pedro Saldívar, Z-27, se enfrentaron con saldo de 49 reos muertos y 39 heridos. En el ambulatorio C el piso aún conserva las manchas negras que dejó el fuego en que fueron quemados integrantes de un grupo rival.

Para la reubicación, el gobierno amplió los penales de Apodaca y Cadereyta; ambos tendrán capacidad para 9 mil internos, señaló. Una vez terminados los traslados, quedarían unos 3 mil 500 en Apodaca y unos 2 mil en Cadereyta.

El gobernador Jaime Rodríguez Calderón aseguró que el traslado masivo de reos se realizó durante los meses recientes; aún quedaban cerca de 2 mil 100, pero esta semana terminará el traslado.

En un comunicado, el gobierno de Nuevo León informó que el traslado de 900 convictos que concluyó la madrugada de este jueves se realizó en 30 camiones que fueron resguardados por elementos de seguridad de los tres niveles de gobierno, quienes siguieron al convoy por tierra y por aire en un helicóptero de la autoridad estatal.

El lunes 30 de septiembre, una vez que salgan los últimos prisioneros, el gobierno del estado realizará una ceremonia en la que se hará el cierre simbólico del gran portón blanco de la prisión.

Los internos de Topo Chico dejaron atrás celdas lúgubres, capillas dedicadas a la Santa Muerte, toneladas de desperdicios y grafitis en los muros, incluida una gran zeta en alusión a un grupo delictivo que durante años controló el centro penitenciario. No faltó la leyenda Adiós, Topo.