Estados Unidos ha mantenido este año la tendencia de deportación de mexicanos respecto al mismo periodo del año anterior, mientras que México logró reducir en más de 50 por ciento el paso de migrantes hacia la frontera norte, según cifras oficiales de ambos países.

El promedio de repatriaciones de paisanos ronda los 18 mil casos al mes, nivel similar en el bienio más reciente.

Durante el periodo enero-agosto, el Instituto Nacional de Migración (INM) captó (impidió el paso) de 138 mil 491 migrantes, la mayoría centroamericanos, pero Estados Unidos devolvió en ese mismo lapso a 142 mil 271 mexicanos.

Los datos de las autoridades mexicanas muestran también la persistencia de la deportación de connacionales menores de edad, entre ellos 6 mil 955 jóvenes no acompañados.

En los parámetros de las políticas públicas en esta materia, titulada Nueva política migratoria del gobierno de México 2018-2024, se advierte que en los pasados 10 años ha habido un incremento considerable en el número de deportaciones de población mexicana proveniente de Estados Unidos, lo que constituye una amenaza real y constante para millones de connacionales que residen en ese país.

Esa amenaza, se indica en el documento difundido por la Secretaría de Gobernación (SG), no está relacionada sólo con cifras sino con el impacto de las deportaciones en el plan de vida (de los mexicanos expulsados).

En el plan sexenal de migración, la SG señala que nadie es ilegal por migrar.

No obstante, este año llegó a 97 el porcentaje de personas repatriadas por México (134 mil 406 migrantes, 83 por ciento de ellas originarias de tres naciones: Honduras, Guatemala y El Salvador).

El resto de los no repatriados tuvieron acceso a algún documento que les permite continuar en territorio nacional, entre estas poco más de 37 mil regularizaciones por razones humanitarias y 48 mil 254 solicitudes de refugio. Sin embargo, ambas modalidades, entre otras relacionadas con opciones de empleo, resultan en un mínimo porcentaje respecto al total de personas en tránsito.