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44 Festival de cine de Toronto
Retratos de familias
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▲ Noah Hawley, escritor, productor y director de Lucy in the Sky, de estreno en Toronto.Foto Afp
E

l tema de la familia va aunado al ya mencionado asunto de la maternidad, pero ha sido central en un par de películas representativas. La primera de ellas es Marriage Story (Historia de un matrimonio), nueva realización del neoyorquino Noah Baumbach, en la cual retoma los temas de su anterior Historias de familia (2005), al describir el proceso de desintegración de una familia, ocasionado por el natural desgaste, los rencores acumulados y las diferencias geográficas.

La película abre engañosamente con el retrato afectuoso en el que la pareja formada por Nicole (Scarlett Johansson) y Charlie (Adam Driver) se describe mutuamente. Por lo contrario, resulta ser un ejercicio de mediación por si existe la posibilidad de reconciliarlos, pues ambos han decidido separarse. Ella, actriz, ha recibido una oferta para trabajar en una serie televisiva en Los Ángeles. Él, director teatral, prefiere quedarse en Nueva York donde ha trabajado la mayor parte de su carrera. En medio está el pequeño Henry (Azhy Robertson), cuya custodia será uno de los puntos conflictivos cuando comienza el litigio del divorcio.

Baumbach se centra sobre todo en lo doloroso –y costoso– que resulta ese proceso, cuando ambas partes contratan a abogados depredadores (Laura Dern y Ray Liotta) que van por todo. Especialmente sufridor es un rencuentro entre la pareja en la que expresan con veneno todos sus reproches, y es aquí donde Johansson y Driver demuestran un potencial histriónico rara vez explorado. En especial emotivo es el momento cuando Charlie hace un improvisado karaoke de una canción de Stephen Sondheim, sobre la necesidad de la pareja.

La segunda es La vérité (La verdad), primera instancia en que el estimable cineasta japonés Hirokazu Kore-eda trabaja en lenguas diferentes a la suya, en este caso el francés y el inglés. Según se sabe, la familia es una preocupación central de su obra, y aquí se refiere al grupo que se reúne en torno a una gran dama de la actuación, Fabienne Dangeville (Catherine Deneuve), cuando ha escrito su libro biográfico y participa en el rodaje de su nueva película. Dicho grupo incluye a su hija Lumir (Juliette Binoche), que se ha casado con un gringo pelmazo (Ethan Hawke) y procreado una hija (Clémentine Grenier). Lumir resiente mucho a su madre y aprovecha cualquier oportunidad para expresarlo.

Inevitable pensar que Deneuve ha encarnado ahora lo más cercano a sí misma y hay un disfrutable elemento de malicia en su interpretación. La actriz ficticia es una perfecta cabrona, pero así han aprendido a aceptarla quienes la rodean. Al mismo tiempo, hay un curioso ejercicio del cine dentro del cine, con el que Kore-eda refuerza su tema sobre la fuerza inherente de la sangre.

Fuera de una escena de baile espontáneo que se antoja forzadísima, podría decirse que el realizador nipón ha salido bien librado de ese esfuerzo transcultural, en el que muchos colegas de diversas nacionalidades se han pegado de hocico.

Twitter: @walyder