El deporte es un espejo de la violencia y discriminación de la sociedad a las mujeres, afirmó Claudia Pedraza, doctora en ciencias políticas y sociales especializada en género y deporte por la Universidad Nacional Autónoma de México. El deporte no sólo establece condiciones desiguales para las mujeres, sino que reproduce e incluso genera formas específicas de violencia, aseguró.

Detalló que tanto los organizadores de los actos deportivos como algunos medios especializados suelen sexualizar a las deportistas como objeto de deseo, lo cual llega a tener un impacto en el imaginario que se ha construido sobre las mujeres y la violación. Al citar a la antropóloga argentina Rita Segato, Pedraza señaló que para que cualquier hombre piense que puede violar a cualquier mujer y abuse de ella, previamente se debió construir la idea de que las mujeres son violables.

Cuando nosotros vemos el tipo de imágenes que el deporte difunde sobre las mujeres, vamos a encontrar una gran cantidad de que estas imágenes contribuyen al imaginario de la mujer violable. Como ejemplos, expuso desde el uso de edecanes, las deportistas a las que les piden posar con poca ropa para promocionales y hasta las secciones de las atletas más atractivas.

Pedraza hace este análisis en medio de las manifestaciones que se han realizado en días recientes para detener la violencia de género en México, donde se han cometido 3 mil 200 feminicidios de 2015 a la fecha, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

En un reporte de la misma dependencia se informó que desde 2016 hasta este año las autoridades han recibido al menos 13 mil 394 llamadas por violación en todo el país y unas 17 mil 865 llamadas por acoso u hostigamiento.

Claudia Pedraza también señaló la disparidad en los sueldos entre hombres y mujeres en el deporte como uno de los grandes reflejos de toda la infraestructura social, debido al desinterés que por décadas ha existido para impulsar los torneos profesionales femeniles.

En el caso del futbol entendemos que las ligas son nuevas, pero no hay forma que pudieran exigir sueldos millonarios, como los que ganan los hombres, porque no se había desarrollado el balompié femenil de tal forma en que las mujeres estuvieran ahora en las mismas condiciones de cobrar lo necesario para vivir sólo de ser futbolistas.

Sostuvo que las demandas que han surgido en varios ligas de futbol femenil por mejores condiciones de trabajo y de salarios no van encaminadas a percibir los mismos sueldos exorbitantes que tiene los varones, sino a que las jugadoras tengan las condiciones económicas apropiadas para dedicarse a un deporte sin tener que recurrir a un trabajo extra.

Destacó que las reglas y los espacios para practicar el deporte femenil están pensados para hombres. Como es el caso del futbol, donde varios clubes tiene estadios alejados de las ciudades y muchas jugadoras no tienen un transporte seguro para regresar a sus casas. No hay una conciencia de los riesgos que implica en este país ser mujer en términos de violencia, señaló.

No se han trabajado líneas específicas para prevenir o erradicar los casos posibles de violencia, se habla mucho del acosos de entrenadores y entrenadoras a las chicas y las instituciones deportivas pero nunca se han pronunciado respecto a la responsabilidad sobre la seguridad de las deportistas.

Aunque en la Liga Mx existen normas de silencio para las jugadoras, el club Atlético San Luis, así como la timonel de Pachuca, Eva Espejo, fueron algunas de las que expresaron un llamado para detener la violencia de género.

Hace casi un año, el asesinato en Tijuana de Marbella Ibarra, una de las precursoras del futbol femenil mexicano, desató la conmoción entre varias jugadoras que recibieron el apoyo de esta promotora en su momento. No obstante, tanto la Liga Mx, como el plantel de Xolos, con el que creó el equipo de mujeres, no se pronunciaron respecto al tema.