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Desde otras ciudades

La advertencia que lanza Beirut al mundo por el control de los desechos y la peste que generan

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▲ Desde el fin de la guerra civil en Líbano en 1990, los gobiernos no se han preocupado por hacer un plan para el confinamiento y separación de desechos.Foto Afp
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entada en un bar tradicional de Beirut, Nadimé Yazbeck no aguanta los olores nauseabundos provenientes de un gigantesco vertedero de las afueras de la capital libanesa. Los dirigentes tienen que encontrar, verdaderamente, una solución a estos olores, se queja esta mujer de unos 60 años, vestida con una camiseta blanca y con el cabello recogido en una cofia de cocina.

En Líbano la gran mayoría de los desechos (cerca de 85 por ciento) acaba en vertederos, oficiales e ilegales. Sólo 8 por ciento de la basura se recicla, muy por detrás del 37.8 de la Unión Europea, por ejemplo.

En 2015, las montañas de basura invadieron Beirut y sus alrededores tras el cierre del principal vertedero del país. Con el lema Ustedes apestan, miles de personas tomaron las calles para denunciar la inacción de los políticos.

Pero cuatro años después, el olor de la basura sigue impregnando regularmente varias zonas de la capital libanesa.

En el barrio de Burj Hamud, donde vive Nadimé, un inmenso vertedero junto al mar –que reabrió a raíz de la crisis de 2015– quedará saturado probablemente para fines del verano, según las autoridades.

En el sur de la capital, los turistas desembarcan en el aeropuerto internacional y son recibidos por el tufo agrio de la basura en proceso de descomposición. Un vertedero que hay cerca de allí también podría saturarse próximamente, según localidades de los alrededores.

En junio, el Ministerio de Medio Ambiente recurrió a un experto, el ingeniero franco-libanés Aimé Menassa, para ayudar a neutralizar los efluvios.

Menassa achacó ese olor a un coctel de aromas procedentes de los desechos domésticos, malos compostajes, defecaciones animales y aguas utilizadas, lo que desató una ola de reacciones sarcásticas en las redes sociales con los internautas que se burlaron de la necesidad de llamar a un experto para llegar a unas conclusiones que consideraron evidentes.

El invierno pasado unos investigadores de la Universidad Americana de Beirut midieron la tasa de sulfuro de hidrógeno, un gas de fuerte olor producido por los vertidos del barrio de Burj Hamud. Era más alta de lo que esperaban.

Un estudio realizado en China en 2018 reveló que los niños que viven cerca de vertederos estaban expuestos a problemas pulmonares vinculados con el sulfuro de hidrógeno.

Además de un profundo cambio de hábitos, el plan de Menassa pasa por evaporar o pulverizar los productos biodegradables para limpiar camiones de basura y atenuar olores procedentes de un centro de compostaje cercano a Burj Hamud.

Afp