PRI-PRD: ¿unión estratégica?
i en su momento –agosto de 2010– la renuncia de Ángel Aguirre Rivero a su añeja militancia en el PRI, a raíz del desdén que le hizo ese instituto al postular a Manuel Añorve Baños candidato a gobernador, fue un desastre en lo estructural, lo político y lo electoral para el tricolor, a la larga podría serle de utilidad. Mucha historia ha transcurrido en estos 9 años, sucesos que han cambiado el rostro no sólo a los partidos implicados, también al estado de Guerrero y al país.
A la mitad de su mandato, Aguirre se vio obligado a dejar la gubernatura que le ganó de calle a su contrincante priísta; luego, su nuevo partido, el que lo llevó al poder, perdió esa posición frente al abanderado del PRI –el hoy gobernador Héctor Astudillo Flores–, y en el país una nueva formación política arrasó en la elección de Presidente en los comicios de 2018.
Como veterano priísta, Aguirre sabe por experiencia que en política no hay derrota ni victoria permanentes, que –como lo dijo hace dos días el gobernador Astudillo– lo que hoy es débil mañana puede ser fuerte
y, como aconseja la sabiduría popular, no es recomendable poner todos los huevos en una sola canasta
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Por eso nunca rompió de manera definitiva con su antiguo partido, sino que mantuvo sus contactos mientras se iniciaba en el perredismo. También por eso, sin romper con el PRD, se declaró partidario del entonces candidato Andrés Manuel López Obrador, del partido Morena.
En estos días acaba de levantar polvareda tras declarar que para hacer frente a Morena, con cierta posibilidad de éxito en la próxima elección intermedia, la de 2021, los otros partidos tendrían que unirse, todos, incluidos, por supuesto, el PRI y el PAN.
¿Es un mensaje cifrado a sus antiguos camaradas del tricolor? El dirigente del albiazul, Eloy Salmerón Díaz, con mucha cortesía, ayer le envió su agradecimiento y su rechazo a la idea de una alianza electoral.
Pero el coordinador de la bancada del PRI en el Congreso local, Héctor Apreza Patrón, cogió la oportunidad al vuelo para dar una respuesta más cuidada: dijo que las alianzas no deberían ser sólo de carácter electoral, sino ir en torno de una plataforma que eventualmente pueda transformarse en un programa de gobierno. ¿Estamos, acaso, ante la génesis de una unión estratégica PRI-PRD?