Aumenta dependencia alimentaria// Zebadúa-Sosamontes: ventiladores
estas alturas del partido, alrededor de la mitad de los productos agroalimentarios que –algunos mucho menos que otros– los mexicanos ponen en sus mesas provienen del mercado foráneo y de forma decreciente otros se producen en nuestro país, pero la ganancia se exporta, dada la venta de empresas nacionales. Paralelamente, la transculturización alimentaria va en caballo de hacienda y ha modificado los patrones internos de consumo, con severas consecuencias para la salud.
¿Cuál es el panorama? De acuerdo con la Cepal –que en días pasados divulgó su informe 2019 sobre La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe, del que se toman los siguientes elementos–, Brasil y México han sido los principales destinos de ese flujo de capitales. En cuanto al origen de los dineros, la mayor parte de las fusiones y adquisiciones han sido realizadas por empresas translatinas (trasnacionales latinoamericanas con fuerte presencia en la región), mientras que en los proyectos el origen principal son empresas europeas y estadunidenses.
La estrategia predominante de las empresas agroalimentarias translatinas es adquirir activos en la región que ya cuentan con una posición consolidada en el mercado o que poseen una marca conocida o competencias tecnológicas específicas. De las 20 mayores fusiones y adquisiciones en el sector agroalimentario, 11 han sido realizadas por empresas latinoamericanas y siete de ellas corresponden a compras de empresas productoras de bebidas no alcohólicas.
En las próximas décadas, diversos factores de cambio deberán impulsar la demanda de alimentos y se requerirá (según estimaciones para el periodo 2012-2050) un incremento de 50 por ciento en la producción para suplir las necesidades de una población mundial de 9 mil 700 millones de personas. Al mismo tiempo, el desempeño ambiental y productivo de la agricultura tendrá una importancia estratégica creciente para alcanzar varias de las metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, y en este contexto América Latina y el Caribe posee un gran potencial para enfrentar el enorme desafío de producir más alimentos.
En América Latina la inversión extranjera directa (IED) canalizada a la agricultura y la agroindustria sumó 77 mil millones de dólares entre 2012 y 2017, cerca de 8 por ciento del total de los flujos de capital a la región y resultó superior a la inversión recibida en el quinquenio precedente. En la cadena agroalimentaria moderna, la creación de valor se concentra principalmente en los segmentos de producción no primaria y por ello 90 por ciento de la IED se ha dirigido hacia el componente agroindustrial, segmento en el que también se han concentrado los incrementos. La destinada a la cadena agroalimentaria en América Latina se concentra en tres países: Brasil, México y Argentina.
En dicha cadena la modalidad de IED a través de fusiones y adquisiciones supera ampliamente la inversión en nuevos proyectos. En los últimos años, el valor de las fusiones y adquisiciones fue aproximadamente el doble del monto de los proyectos anunciados, lo que indica que en la región las empresas trasnacionales que operan en la cadena agroalimentaria privilegian la compra de activos existentes a la creación de nuevas capacidades.
La cerveza aparece como un rubro muy relevante, pero en este caso las adquisiciones han sido realizadas por empresas europeas y estadunidenses. El análisis del mercado cervecero regional evidencia una polarización: las grandes empresas globales dominan las ventas, mientras que empresas locales de menor tamaño encuentran espacio en la diferenciación de productos (en el caso mexicano el duopolio cervecero fue vendido a capital foráneo).
Las rebanadas del pastel
Venció el plazo y Rosario no entregó el informe requerido por el juez. Se mantiene en Santa Martha Acatitla. En cambio, amparo de por medio, Emilio Zebadúa y Ramón Sosamontes encendieron sus respectivos ventiladores en un intento por salvar el pellejo. Lo bueno es que eran íntimos de la Robles.