Puño militar a migrantes // Ofrendas a Donald el glotón // Unidad Nacional
en Tijuana // ¿Apoyo de la mafia del poder
?
o hubo ningún acuerdo oficial, pero las filtraciones a medios estadunidenses dieron cuenta de negociaciones a la baja de México que incluso fueron luego parcial pero indicativamente confirmadas por el canciller Marcelo Ebrard, que hace esfuerzos por poner buena cara al mal tiempo: cuando menos 6 mil miembros de la militarizada Guardia Nacional irían a la frontera sur a tratar de frenar con algo más que discursos y promesas de arraigo local a los extranjeros entrantes de manera irregular por Centroamérica que no cesan.
México se comprometería a apretar más el puño, conforme al lenguaje solicitado por el impasable Trump: más policías (militares, en realidad), más cárceles, más detenciones (el miércoles fueron apresados dos dirigentes de la organización Pueblo sin Fronteras, como ofrenda al ansioso depredador que reina en la Casa Blanca), más represión y más sometimiento a los dictados de Washington. El platillo, sin embargo, aún no satisface al glotón Donald. Quiere más. Exige que México acepte de manera explícita su conversión en un tercer país seguro; no sólo que en los hechos así se comporte, sino que de forma oficial lo reconozca.
Mientras tanto, Trump recibe en la Oficina Oval los reportes de sus negociadores pero se niega, al menos hasta la noche del jueves, a dar su visto bueno. Es probable, según otra de las filtraciones de ayer, que ceda en cuanto a extender el plazo para la entrada en vigor del arancel de 5 por ciento a productos mexicanos, a sabiendas de que cada día que pasa México en el ácido del suspenso y la incertidumbre se va debilitando más.
Además del plano diplomático y comercial en el que se mueve la delegación mexicana en la capital estadunidense, en el plano de la economía y las finanzas nos siguen pegando abajo, como cantaría el argentino Charly García en una hipotética banda sonora de cinematografía dolida: las calificadoras internacionales de riesgos crediticios continúan castigando al cuerpo institucional mexicano y, ayer, se insistió en la consideración riesgosa de Petróleos Mexicanos y de la Comisión Federal de Electricidad, piezas centrales de la estrategia obradorista, entregadas para su dirección a polémicos personajes muy cercanos al presidente de la República, el amigo Octavio Romero y el aliado Manuel Bartlett, respectivamente.
Al difícil panorama ha respondido el presidente López Obrador muy al estilo de la casa. Con un mitin. Un acto multitudinario en el que develará su postura ante hechos consumados o por consumarse: la aceptación de la abdicación en materia migratoria o el rechazo a tales pretensiones trumpistas y la preparación para los tiempos de los aranceles en proceso creciente, la progresiva retirada de empresas estadunidenses asentadas en México hacia los nuevos paraísos trumpistas y la grave complicación económica y financiera de lo que llaman la Cuarta Transformación.
Esta vez, sin embargo, la masiva concentración pública aspira a contar con una primera línea que no se habría visto nunca: unidad nacional
es la consigna y a partir de esa necesidad táctica el obradorismo está invitando a Tijuana a una buena parte de lo que durante años ha sido llamada La mafia del poder
. Busca el presidente 4T que a partir de las cinco de la tarde se presente un frente de defensa de México, y de amistad con el pueblo estadunidense, formada por gobernadores, diputados y senadores, ministros de la Corte y dirigentes partidistas, políticos, sociales, religiosos y empresariales.
Pero, ¿cuál México
defiende cada segmento contradictorio de los que pretenden ser unidos
en Tijuana? Apoyar el antiobradorismo a López Obrador en la frontera, ¿a cambio de qué?, ¿condicionando a futuro o tratando desde ya de neutralizar o descafeinar las propuestas originales de cambio del tabasqueño? Hoy, por lo pronto, continuarán en Washington las negociaciones. Y México seguirá apretando el puño, para beneplácito del insaciable Trump y su proyecto de relección.
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