Número 233 Jueves 3 de Diciembre del 2015 Director fundador CARLOS PAYAN VELVER Directora general CARMEN LIRA SAADE Director: Alejandro Brito Lemus |
Incertidumbres sexuales Jeffrey Weeks es historiador y sociólogo, catedrático de la Universidad South Bank de Londres. Formado en el radical movimiento de liberación homosexual inglés, Weeks ha escrito muchos libros sobre sexualidad y está próximo a salir su libro sobre la historia de la sexualidad. ¿Hablando de sexualidad, dónde termina la biología y dónde comienza la cultura? Es muy difícil marcar una línea. Obviamente, en cierto nivel, la sexualidad es biológica, pero también es mental. Y como lo he defendido por largo tiempo, es también social. Estos tres aspectos están inextricablemente vinculados entre sí. No se pueden disociar. Lo biológico sólo se vuelve algo operativo en la sociedad a partir de la interpretación social. No hay una interacción inmediata, automática, entre lo biológico y lo social. Le ofrezco un ejemplo, el de la homosexualidad. ¿Se trata de algo congénito, heredado o genético? Yo creo que es un poco las tres cosas, pero también es algo social. Lo que importa no es saber qué origina ciertas emociones, sentimientos o deseos, sino qué significados tienen esos deseos en la sociedad. Y lo que he señalado desde hace tiempo es que la identidad es una construcción social. Eso no quiere decir que la sociedad inventa esos sentimientos, lo interesante es ver cómo los interpretamos y como los posicionamos nosotros en nuestra relación con los demás. Eso es un fenómeno social. Eso es lo que quiero decir con la construcción de la homosexualidad. No es que ésta sea inventada, sino que son las ideas que tenemos sobre ella las que, en realidad, son inventadas. Usted afirma que vivimos en un mundo de incertidumbres. ¿Cómo se vive la sexualidad en esa era de incertidumbres? Vivimos en un mundo incierto donde las cosas cambian con tanta velocidad que sería inaudito que no sintiéramos esa incertidumbre. Y en ese mundo tan cambiante algunas de las viejas certidumbres como la fe religiosa, el papel de la iglesia o el papel de la familia tradicional, se debilitan continuamente. Algunos lo viven con mayor rapidez que otros, pero se trata de un proceso global. La incertidumbre parece ser el concepto dominante en nuestro tiempo. Todos tenemos que negociar esa incertidumbre de mil maneras. Y muchos lo hacemos con la ayuda de ideas y conceptos nuevos. Pero cuando eres una persona joven ya no tienes un esquema, un guión preestablecido, que pueda guiarte, que puedas seguir. Esos guiones parecen ya no existir. Cuando yo era muy joven, hace unos cincuenta años, había un guión: los chicos debían crecer, hacer deportes, ser masculinos, casarse, tener hijos. Había, en aquel entonces, tabúes acerca del sexo fuera del matrimonio. Hoy han desaparecido. ¿Cómo procedemos entonces con las nuevas incertidumbres? Algunas personas eligen, por ejemplo, la fe y se vuelven más religiosos, incluso fundamentalistas. Todos tenemos que negociar y administrar esos dilemas, y muchos pueden hacerlo, pero hay también gente que no puede negociar, que son las víctimas de esa incertidumbre por no tener las capacidades para lidiar con ella o que temen por las consecuencias de tener que hacerlo. Hay también otros factores de incertidumbre social que preocupan a los gobiernos: el número de embarazos en la adolescencia, de casos de infecciones sexualmente transmisibles, o crisis como la del sida que generan ansiedad, temores como los de los años ochenta de que a todos nos mataría la plaga. Y hay momentos en los que el pánico se apodera de todo, y en esos momentos todo puede salir mal, los gobiernos pueden actuar de un modo que en principio parece sensato pero que luego tienen consecuencias no previstas. Los gobiernos deben entonces actuar con cuidados con los riesgos que existen en nuestra cultura. Un ejemplo clásico en Gran Bretaña es el de la ansiedad relacionada con el abuso infantil. Hace veinte o treinta años era un tema totalmente ignorado. Había gente famosa que no era castigada por ese tipo de abuso. Pero hoy la sospecha está en todos lados y es más difícil actuar de modo racional. Algo característico de un periodo de incertidumbre es que entramos en pánico y nos volvemos temerosos, y llegamos a un estado anímico en el que ya es difícil tener políticas racionales. ¿De qué manera están influyendo en nuestra vida sexual el Internet y las redes sociales? Usted afirma que vivimos una gran transición en términos de sexualidad. ¿Qué es lo que la caracteriza? Trato de juntar todos los elementos de esa idea en un solo concepto, que no es el de una revolución sexual. Trato de distanciarme de esa idea. La gente habla de esa revolución de los años sesenta, pero mirando atrás, hacia esa década, en tanto sociólogo e historiador, esa gran revolución no cambió en realidad la vida de mucha gente. |
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