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Sobrevivientes declararon que tres militares entraron a la bodega

Testimonios a la CNDH ratifican que se fusiló a por lo menos 12 personas
 
Periódico La Jornada
Jueves 25 de junio de 2015, p. 10

La recomendación que el 20 de octubre de 2014 emitió la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) sobre las ejecuciones sumarias ocurridas en Tlatlaya, incluye testimonios desgarradores de las tres mujeres que fueron testigos de los hechos, quienes aseguraron que tres de los militares que participaron en la irrupción en la bodega donde 22 presuntos secuestradores murieron el 30 de junio de ese año, fueron los que fusilaron al menos a 12.

Las tres sobrevivientes estaban en el interior de la bodega y declararon que, en la oscuridad, vieron a tres soldados llevar a cabo la ejecución de varios de los presuntos delincuentes, entre ellos una mujer de 15 años de edad.

Los pusieron formados del lado izquierdo de la bodega y un soldado nos dijo que no volteáramos a ver, en ese momento los tres militares que habían entrado a la bodega volvieron a disparar contra las personas, declaró una de las mujeres, quien al igual que las otras dos sobrevivientes sostuvo que una vez que los militares las entregaron a personal armado de la Procuraduría General de Justicia del estado de México (PGJEM) fueron víctimas de tocamientos sexuales, actos de vejación y de tortura sicológica.

Dos de los civiles armados me tocaron los glúteos, me tocaron mis partes íntimas, me manosearon por todas partes y nos gritaban: malditas zorras, dijo una de las mujeres ante un visitador de la CNDH.

Las tres víctimas afirmaron que los militares entraron a rematar a los moribundos y a ejecutar a por lo menos 12 personas que habían salido ilesas del enfrentamiento y entregado las armas.

Dos de las mujeres dijeron a la CNDH que ellas estaban secuestradas y que al momento en que los militares entraron a la bodega estaban con las manos atadas, mientras que la tercera mujer reconoció que estaba ahí porque su hija –quien murió en el interior de la bodega– se lo pidió.

Añadieron que, junto con ellas, había dos hombres plagiados, también amordazados.

Entran sólo tres militares a la bodega, dos se quedan cuidándonos y uno se va a recorrer la bodega, narró una de ellas.

Los soldados desarmaron a los presuntos delincuentes y llevaron a éstos a una caseta ubicada del lado izquierdo de la bodega.

Cuando empezó a disparar contra algunos de los heridos, uno de los soldados que cuidaba a los varones cautivos le gritó a su compañero militar: no los mates, según dijo una de las víctimas.

Es que me iba a disparar, respondió el soldado, agregó la mujer ante un visitador de la CNDH.

Ah, ok, entonces sí, mátalo, aceptó el militar, según el relato de la víctima.

Las tres mujeres coincidieron en señalar que unos 12 hombres fueron ejecutados por los tres soldados en fila, como si se tratara de un fusilamiento.

El expediente de recomendación 51/2014, elaborado cuando la CNDH era encabezada por Raúl Plascencia Villanueva, fue clasificado como reservado por contener información confidencial y de seguridad nacional, pero La Jornada pudo tener acceso al documento ayer.

La recomendación contra la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Procuraduría General de la República y el gobernador mexiquense, Eruviel Ávila Villegas, ya fue aceptada por las autoridades respectivas, aunque en el caso de la Sedena la dependencia emitió un comunicado para precisar que no compartía la conclusión de la CNDH, pero la respetaba.

En su recomendación, el organismo nacional concluyó: en (Tlatlaya), 22 personas perdieron la vida, siendo el caso que cuatro de ellos presumiblemente fueron heridos a causa del enfrentamiento librado con elementos del Ejército mexicano, tres personas fueron heridas presumiblemente en medio del intercambio de disparos, o bien, en un contexto de fuego cruzado y 12 personas fueron presumiblemente privadas arbitrariamente de su vida por personal militar, incluyendo dos adolescentes. Por lo que hace a otras tres víctimas, no es posible establecer ubicaciones y posiciones originales, debido a que fueron movidos de su ubicación, circunstancia que hace presumir que fueron privados de la vida de manera arbitraria.