Portada
Presentación
Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega
La narrativa íntima
de Aline Pettersson
Nadia Contreras
Cinco poetas
novísimos de Morelos
El cáliz como redención
Ricardo Venegas entrevista
con Ricardo Garibay
Roberto Saviano:
el triple cero del
narco neoliberal
Fabrizio Lorusso
Una memoria prodigiosa
Fabio Jurado Valencia
El muerto
Manolis Anagnostakis
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Columnas:
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Felipe Garrido
Edades
Lo cuenta Álvaro Menén Desleal: Lu Dse Yan comenzó a cortejar a Lin Po. Él tenía treinta años, ella 15.
–Quince primaveras son demasiadas.
–No tanto –contestó el joven–; cuando tú tengas 25 yo tendré 40; haremos una hermosa pareja.
–A tus 45 –replicó ella– yo tendré 30. La gente dirá: “Miren a ese viejo, con una niña”.
A mis 50, tú habrás cumplido 65 y te apoyarás en mí para caminar.
–Cuando llegues a los 60, yo tendré tres cuartos de siglo.
–Si yo llego a tres cuartos de siglo, tú tendrás 90 años y te daré de comer como a un niño.
–A tus 85 –replicó Lu Dse Yan– yo tendré cien y te guiaré con el Tao.
–Con un siglo encima no tendrás ganas de hacer nada.
–Para entonces –dijo el joven– la gente ya no verá ninguna diferencia y dirá: “Miren a ese viejo y a esa anciana, cómo se cuidan, se acompañan y se aman como novios.” Y seguiremos siendo marido y mujer de encarnación en encarnación. (Tomado, dice Álvaro, de las Crónicas del Reino del Dragón Eterno, siglo XIII.) |