Jair Cortés
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Resistir desde las palabras
En la 1a MegaMarcha contra la Imposición,
7 julio 2012, DF |
Para Luis Tovar
Leyendo la novela de Doris Lessing, Memorias de una superviviente, en estos días de incertidumbre nacional, me encuentro (más allá de la coincidencia, estoy seguro) con el siguiente fragmento: “Las actitudes frente a la autoridad, frente a Ellos, simplemente, eran cada vez más contradictorias y todos imaginábamos estar viviendo en una comunidad particularmente anarquista. Sin duda no era así. En todos lados sucedía lo mismo.” Esta misma sensación es la que a muchos mexicanos nos queda después de una larga tensión generada por las campañas políticas, una especie de síndrome postelectoral, una “ansiedad colectiva” (el término también es de Lessing), un sentimiento de fatalidad, justificada o no, que aparece en unos versos de Robert Lowell: “Sentimos a la máquina huir de nuestras manos,/ como si alguien más la condujera; /si vemos una luz al fin del túnel/ es la luz de otro tren que se aproxima.”
Pero también está la otra cara de la moneda, lo que conocemos como “resistencia”, esa capacidad de soportar y hacer frente, de construir desde el margen, desde una periferia olvidada o ninguneada. No desde la derrota porque, no se trata de vencer, sino de permanecer con dignidad en esta vida, desde cualquiera que sea nuestra trinchera. Resucitan autores que creíamos olvidados. Las palabras florecen otra vez en las calles, alguien las grita, las lleva en una camiseta o las postea en las redes sociales: reaparecen los síntomas de una esperanza. Pienso que esas luces verbales iluminan los caminos casi borrados o reinventados y provienen de un pasado mucho más amplio que el contenido en una “historia nacional”. Es hora de buscarnos más allá de los nacionalismos, de las ideas contaminadas por la política y la charlatanería; es momento de preparar nuestras palabras, a la manera de José Carlos Becerra, en aquel magistral poema titulado “Adiestramiento”: “Ahora esta palabra, esta diferencia casual de la palabra ante sí misma,/ esta marca, esta cicatriz en la forma del amor,/ en el hueso del sueño, en las frases trazadas al mismo ritmo/ con que los hombres antiguos levantaban sus templos y elegían sus armas.”
El tiempo sigue su curso, día a día el calendario se deshoja. ¿Cambiarán las cosas? Cambiaremos nosotros, individual o colectivamente, eso es un hecho. Mi consigna personal la tomo de “Tarumba”; de Jaime Sabines: “Detrás del mostrador soy el héroe del día/ Yo soy la resistencia. Oídme.” |