
con John Gerassi, periodista francés
Gerassi desnuda a Sartre
Adriana Cortés Koloffon
Ilustración de Juan Gabriel Puga |
John Gerassi (1931), periodista francés, quien fue editor de
Newsweek y corresponsal de Time y de The New York
Times, ha entrevistado a figuras señeras del siglo xx, entre
otras, a Jean-Paul Sartre. Autor de El gran miedo de
América Latina, Jean-Paul Sartre: la conciencia odiada
de su siglo y Conversaciones con Sartre (Sexto Piso,
2012), donde reúne las entrevistas que le hizo al filósofo
francés entre 1970 y 1974, Gerassi cursó su doctorado en la
London School of Economics y ha sido profesor en la John
Kennedy Freedom School en Berlín y en la Universidad de
California. Aquí reflexiona sobre el ámbito político mundial
en la actualidad y acerca del pensamiento filosófico y político
de Sartre, quien fuera también amigo entrañable de su padre,
Fernando Gerassi. En Conversaciones con Sartre, Gerassi
no es complaciente. Cuestiona al autor de La náusea sobre
temas tan polémicos en su momento como su postura frente a
la política de Charles de Gaulle o el movimiento del ’68, o
bien lo hace confesar sus obsesiones, una de ellas, recurrente
a lo largo del libro, las alucinaciones que experimentaba al
sentirse perseguido por cangrejos. Otro leitmotif es el
detonador de la rebeldía de Sartre, quien explica a Gerassi
que éste fue las burlas de las que era objeto por parte de sus
compañeros de clase en La Rochelle (hoy diríamos bullying),
además del maltrato de su padrastro hacia él y su madre,
pero, sobre todo ‒confiesa Sartre‒, su rebeldía “está ligada a
la literatura, ya que leer era una forma de escapar de la
realidad para intentar encontrar la verdad en otra parte”.
Gerassi se trasladó con su familia a Estados Unidos a raíz de
la ocupación alemana en París entre 1940 y 1945.
–Como periodista, ¿qué posibilidades
le ofrece el género de la entrevista
para reflejar el pensamiento de un
personaje?
–En el caso concreto de las entrevistas que le
hice a Sartre, establecimos una rutina en donde
hablamos como si fuera una conversación y no
una entrevista. De esta manera, las entrevistasfueron
más espontáneas.
–¿Qué tanto difieren sus opiniones de las de
Sartre sobre temas tan diversos como la libertad,
la muerte y la política?
–Estuvimos de acuerdo en lo esencial. Diferimos,
por ejemplo, en la política de De Gaulle:
para él, De Gaulle era un monstruo en lo que
respecta a asuntos vinculados con la política
de Francia. Yo lo juzgaba desde una perspectiva
relacionada con los asuntos internacionales, y en
este sentido De Gaulle fue el que más se opuso a
la hegemonía mundial de Estados Unidos durante
aquellos años.
–¿Cuáles son los puntos en común entre Sartre
y usted?
–Ninguno de los dos nos sentimos abatidos
por el sistema cruel del capitalismo moderno; sin
embargo, a ambos nos abatió.
–¿Qué piensa acerca del concepto de Sartre sobre
la libertad? Parece un tanto ambiguo: por una
parte, en Ser y nada, afirma que el humano está
condenado a ser libre, y por otra, que el movimiento
del ’68 lo llevó a percatarse de la ausencia de
libertad en nuestra sociedad, y de que todo se somete
a la política.
–Sartre intentó desarrollar un pensamiento
que incluyera tanto al marxismo como a la filosofía
existencialista. Pero no pudo, puesto que
ambas posturas son divergentes: para los marxistas
los actos del ser humano están determinados por sus circunstancia; en cambio, para los existencialistas
la libertad de elección antecede al
condicionamiento de nuestra libertad.
–¿Cree que Sartre fue el último intelectual
comprometido verdaderamente con sus propios
ideales?
–Para Sartre, escribir, discutir y enseñar fueron
su manera de contribuir a la causa de una revolución
social. Después de la guerra mundial se
dedicó por completo a luchar por esta causa.
Aunque Sartre es considerado el filósofo más
importante del siglo, su influencia no ha incidido
en la esfera de la política.
–¿Cuál era el tema de la novela que usted escribió
a los diecisiete años y que decidió no publicar?
¿Por qué?
–El tema versaba acerca del hombre-dios,
basado en la discusión en el libro de Dostoievsky,
Los poseídos, donde hay un debate entre Kirilov
y Shatov sobre el tipo de hombre que salvará al
mundo.
–¿Cuáles son las ideas acerca de América Latina
que incluye en su libro El gran miedo?
–En ese libro reflexiono acerca de la hegemonía
de Estados Unidos sobre la vida de los habitantes de Latinoamérica, así como su gran incidencia
en su progreso y desarrollo.
–En alguna ocasión, Lenin dijo: “Dadme un centenar
de hombres acostumbrados a enfrentarse a
la policía, y me apoderaré de Rusia.” Sartre se pregunta
si él tenía otra opción al ser atacado por ejércitos
“voluntarios” venidos de catorce países capitalistas,
con la economía en quiebra, y añade: “De
no haber recurrido al criterio de la eficacia, habría
sido el fin de los bolcheviques.” Usted le responde:
“Cuando la eficacia es el criterio predominante en
una sociedad, el idiota se transforma en esclavo y
el genio en dictador.” ¿Por qué?
–El criterio de eficacia implica que los fines
justifican los medios y este razonamiento siempre
deriva en una dictadura.
–En 1972 Sartre opinaba que tal vez tras el declive
de la economía estadunidense emergería un
nuevo humanismo. ¿Cree que esto sea posible
ahora que Estados Unidos atraviesa por una terrible
crisis económica?
–No creo que emerja un nuevo humanismo,
porque el capitalismo hoy en día es mundial y los
ricos siempre pueden sacar del banco su dinero
en un segundo y transferirlo a cualquier parte
del mundo.
–¿Cuál piensa que sería la mejor forma de gobierno
para los países de América Latina tomando
en cuenta su contexto histórico?
–El socialismo, donde se satisfaga todo lo que
la población necesita para vivir.
–¿Cree que el comunismo haya muerto?
–Está cambiando. Actualmente se están desarrollando
nuevas formas de comunismo, lo
mismo en muchos países que en diversos ámbitos
académicos, con escritores que comprenden
los cambios sociales que tienen lugar en el
Adriana Cortés Koloffon mundo entero.
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