En memoria de Daniel Bensaïd (1946-2010)

amentamos el fallecimiento, ayer 12 de enero, del compañero Daniel Bensaïd, hijo del 68 francés, destacado marxista revolucionario, internacionalista y militante trotskista. En las últimas dos décadas Bensaïd ha sido, sin duda, uno de los intelectuales marxistas más activos en la defensa, la renovación y la proyección del pensamiento crítico. La intensificación de su trabajo en los últimos años da cuenta de múltiples preocupaciones vinculadas por un entusiasmo militante: la recuperación de obras de Marx menos conocidas, la interpretación de un marxismo abierto centrado en el conflicto y la lucha social, la crítica a la triada ideológica compuesta por liberalismo-neoliberalismo-posmarxismo, la reflexión política centrada en la idea de un pensamiento estratégico, volcado hacia la transformación anticapitalista del mundo. Finalmente, en veste de militante e ideólogo, el año pasado Daniel fue protagonista de la fundación del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) en Francia, el surgimiento de un movimiento radical que convocó a las nuevas generaciones a ser protagonistas de la lucha socio-política, abriendo un horizonte de esperanza en el sombrío panorama de esta sociedad europea. Saludamos, desde México –donde fue activo colaborador de la revista Memoria– a nuestro amigo y camarada Daniel Bensaïd. Sus ideas, patrimonio de todos nosotros, no han muerto.

n congruencia con la doctrina de la Iglesia católica, el arzobispo Norberto Rivera exige lo imposible. Para el catolicismo romano las leyes del Estado deben reflejar las enseñanzas éticas de la institución encabezada por el obispo de Roma, es decir el Papa. La creencia se desprende de la interpretación que la jerarquía católica ha hecho históricamente de los textos bíblicos, a los que le ha sumado la tradición teológica de dos milenios.

l desparpajo con que la totalidad de las elites políticas con altísimos salarios reciben la crítica condenatoria por el agandalle que hacen de los escasos recursos de todos es digno del más amplio y enérgico rechazo de la ciudadanía. Su cínica actitud se apoya en el falso alegato del mérito y el rigor de la competencia: una simple cuestión de mercado, concluyen. Se ostentan como destinatarios de esos emolumentos por el grado de responsabilidad que acompaña a la compleja función que desempeñan. En otras ocasiones alegan los premios inherentes a la jerarquía burocrática, ya bien asentados en la legislación. Intentan así, de esta grosera forma, descargar sus conciencias, por lo demás bastante disfrazadas tras inescrutables rollos técnico-legales. Lo cierto es que tal pensamiento y conducta elitista hieren, profundamente, la ética distributiva. Es, también, causal de la rampante disparidad en el consiguiente reparto de los bienes y las oportunidades que genera el crecimiento.

n diciembre el Banco de México reveló que las reservas internacionales alcanzaron su nivel más alto: 90 mil millones de dólares (mmdd). La gente se pregunta: ¿cómo puede un país que sufre una terrible crisis económica, que tiene saldos negativos en las cuentas externas y cuyas finanzas públicas acusan un serio desequilibrio, acumular reservas históricas?