Peligroso coctel para la salud pública

umamente peligroso para la salud pública es el coctel formado por intelectuales al servicio del statu quo del régimen político (Clínica de Interés Público del CIDE), por la esfera religiosa, como la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas, la Confraternice; su pastor dice que no hay confesos de la masacre de Acteal (Proceso 1711), y ahora las propias instituciones del Estado mexicano: la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Dos de los liberados se declararon confesos, por consiguiente, a confesión de parte, relevo de pruebas. Tal coctel sólo conduce a injusticia e impunidad.

a analizamos en este espacio las intenciones que llevaron a Estados Unidos a determinar la acción conjunta con el gobierno de China, que fijaría las bases para hacer frente a los problemas mundiales más importantes. Hablamos también de los acuerdos tomados en la cumbre de L’Aquila, Italia, así como de la revolución tecnológica que ha de permitir alcanzar las metas que el G-8 planteó ante los 18 países que participaron y que integran las economías más importantes. En dicha reunión Barack Obama se refirió a la gran amenaza que representa para la paz mundial la proliferación nuclear, y en este sentido fue fructífero el viaje del ex presidente Bill Clinton a Corea del Norte.

a Suprema Corte, con tendencia mayoritariamente conservadora, ha vuelto a dejar pasar oportunidades valiosas para actuar realmente como uno de los tres poderes mediante los cuales el pueblo mexicano ejerce su soberanía; fue incapaz de acotar al Poder Ejecutivo ejerciendo a plenitud su facultad de constatar la constitucionalidad de los actos de éste, con motivo de la revisión de asuntos que se ponen a su consideración. En dos casos muy recientes –Acteal y el fuero de guerra– se contentó con atender las cuestiones de forma y procedimientos, y no se atrevió a entrar al fondo de ambas cuestiones.

oma tiempo seguir vivo.
Distrae más allá de lo aceptable.
Retarda, dilata, dispersa.
La vista se opaca.
De tanto repetirse, no alcanzan las palabras
ni el tamaño del corazón.
El ruido de los minutos al caer
adormila los tímpanos.
La lengua se cansa
de lamer.