Número 154 |
Alguien más quiere dejar el clóset. El consumidor de marihuana llama a la puerta de la visibilidad y defiende su uso, ya sea con fines médicos o recreativos. En medio de la “guerra contra las drogas” declarada por el gobierno federal, la juana reclama su lugar como la única droga incapaz de producir la muerte por sobredosis. Rocío Sánchez |
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Atletas como el nadador Michael Phelps y el velocista Usain Bolt vieron opacadas sus numerosas medallas olímpicas tras admitir que habían consumido marihuana. La condena pública fue feroz. Hoy existe un movimiento mundial que critica esa doble moral, y lucha por considerarla una droga que puede tener un consumo regulado, tal como el alcohol o el tabaco. Hasta los ex presidentes de México, Ernesto Zedillo; de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, y de Colombia, César Gaviria, pidieron despenalizar el consumo personal. Como aportación mexicana a este intento y en un hecho sin precedentes, la Cámara de Diputados albergó, los primeros días de abril, una serie de Foros de Debate sobre la Regulación de la Planta de la Cannabis en México. Científicos, politólogos, usuarios y unos cuantos Como sucede con otros temas tabúes, no hubo concesiones. A decir de los antiprohibicionistas, como se autodefinen los defensores de la hierba, la evidencia científica sin prejuicios es la clave para abrir el debate serio y plural. Antigua compañera En México, su consumo ha sido regular desde entonces. Se utilizó en su versión industrial, el cáñamo, para fabricar papel, cordajes, textiles y otros productos de gran durabilidad. El uso médico más popular fue el de macerar sus hojas en alcohol y frotarlas como remedio para la artritis. Aunque su consumo con fines rituales o recreativos se ha condenado intermitentemente y es el uso que más se penaliza en la actualidad, a principios del siglo XX la mota no era ilegal en México. Fue hasta la década de los treinta cuando, en Estados Unidos, comenzó a vincularse la hierba con los trabajadores migrantes mexicanos y el crimen. “La marihuana nunca ha sido un problema de salud ni de inseguridad públicas. Por más que es la droga ilegal más consumida en México, por más que siempre ha habido un comercio, nunca ha causado un problema”, comenta Jorge Hernández Tinajero, presidente del Colectivo por una Política Integral hacia las Drogas (CUPHID), en entrevista con Letra S. El viaje y sus contratiempos Al consumir marihuana las sensaciones del gusto, el olfato, el tacto y las auditivas se intensifican. Se acelera la capacidad de concentración y pueden aparecer la risa o el sueño; se tiene la sensación de que el tiempo pasa lento. La intensidad o dirección que pueden tomar sus efectos depende en parte de la dosis utilizada, de la forma de administrarla (fumada, ingerida), del metabolismo y, en buena medida, de la personalidad del usuario. Su influjo puede durar de una a tres horas. De acuerdo con Hernández Tinajero, quien es asesor de las iniciativas del Partido Social Demócrata para la regulación de la cannabis pendientes de discutirse en la Cámara de Diputados, existen 300 millones de consumidores en el mundo y nunca se ha documentado ninguna muerte ni por usarla ocasional ni crónicamente, ni por sobredosis. “El problema (de la sociedad) con la marihuana es que es una droga de introspección y de reflexión crítica”, explica el politólogo. “Es muy sensorial, pero luego te lleva a ver dentro de ti. A mucha gente no le gusta porque la lleva hacia sí misma y no le gusta lo que ve”. Los opositores a su uso advierten que el consumo frecuente y crónico de la cannabis puede traer psicosis y el llamado síndrome amotivacional. Todo es relativo, sostienen sus defensores. Admiten que puede ser un factor desencadenante de psicosis, pero sólo si la persona tiene una predisposición genética a este trastorno mental. Por otro lado, el síndrome amotivacional consiste en que la persona pierde la iniciativa de emprender cosas en su vida. Para Hernández es un cuadro que se aplica a personas que “por estar en la contemplación, cosa que en Occidente hemos olvidado mucho, son catalogados como vagos en esta sociedad que lo que busca es producir”. La maría no genera una dependencia física, afirma el también catedrático. La dependencia mental de la que se habla es la misma que podría desarrollar una persona a otra droga, incluso algunas tan sociales como “el chocolate, el té o el café”. Las secuelas que sí están científicamente comprobadas como huella de la hierba son las afectaciones pulmonares, sobre todo si al fumarla se combina con tabaco. Marihuana pura, marihuana cura La marihuana también podría combatir la náusea provocada por la quimioterapia y algunos tratamientos contra el sida, además de abrir apetito, lo que ayuda a los pacientes a recuperarse más rápidamente. La ventaja de fumarla, observan algunos investigadores, es que se puede dosificar la sustancia y dar una, dos o más inhalaciones, según se obtenga alivio. El típico enrojecimiento de los ojos al usar mota indica que consumirla puede dilatar los vasos sanguíneos oculares, lo que beneficia a quienes padecen glaucoma. Asimismo, se han documentado buenos resultados de su uso en el tratamiento del insomnio, el asma, la artritis, la epilepsia, la hipertensión arterial y la migraña, entre otras enfermedades. Panorama legislativo La exigencia es regular su consumo. Eso no significaría ponerla al alcance de los niños, enfatiza Jorge Hernández. “Así como el tabaco y el alcohol se venden a mayores de edad, con restricciones y en ciertos lugares, lo mismo podría hacerse con la marihuana”. No fue exactamente eso lo que se legisló. El 29 de abril, el Senado de la República aprobó la propuesta del gobierno federal de reformar diversas disposiciones de la Ley General de Salud y de los códigos Penal Federal y Federal de Procedimientos Penales, lo que se conoció como Ley de Narcomenudeo. Al día siguiente, se aprobó también en la Cámara de Diputados y está en espera de ser publicada en el Diario Oficial de la Federación. Las nuevas disposiciones detallan las cantidades máximas de diversas drogas que una persona puede portar para uso personal. Cinco gramos de marihuana, medio gramo de cocaína, 50 miligramos de heroína, dos gramos de opio o una pastilla de metanfetaminas, entre otras sustancias. Entre estas cantidades y un monto menor a ellas multiplicadas por mil, la persona será considerada narcomenudista. Así por ejemplo, entrará en esta categoría quien posea entre 5 gramos y medio kilo de mariguana. El Ministerio Público (MP) no ejercerá acción penal contra quienes porten las dosis de consumo personal, pero deberá dar aviso a la autoridad sanitaria local para que ésta “promueva la correspondiente orientación médica o de prevención” para el usuario. Si se acumulan tres reportes del MP, la persona será enviada a rehabilitación. Esto implica considerar que todos los consumidores son farmacodependientes, dijo Hernández Tinajero, entrevistado previo a la aprobación de las reformas. “Es como decir que Tras la votación, la diputada Elsa Conde, integrante del Partido Socialdemócrata y quien impulsó tres propuestas de reformas para el uso industrial, médico y recreativo de la marihuana, afirmó que el Congreso no escuchó las conclusiones del foro sobre cannabis que se llevó a cabo en San Lázaro, y aseguró que con las leyes aprobadas no habrá progresos en salud ni seguridad pública. Sus tres propuestas siguen vivas, pero la legisladora dejará su curul en mayo y Hernández sólo espera que no se queden congeladas por temor a derrumbar estereotipos. |
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