Número 154 |
Católicas por el derecho a decidir Por el respeto a la dignidad de todas las personas, según el Evangelio de Jesús En pleno siglo XXI, aún seguimos enfrentando la homofobia a las expresiones de la diversidad sexual, mediante el estigma, la discriminación y, en el peor de los casos, los asesinatos, lo que demuestra un clima de intolerancia y de falta de respeto a los derechos de las personas. Estas historias de segregación y exclusión están marcadas por una moral sexual tradicional que tiene su origen en la cultura judeo-cristiana, que nos lleva a estigmatizar y denigrar a quien aparentemente es diferente. Esto se ampara en la imagen de un Dios vigilante y castigador, siempre al asecho para culpabilizar y martirizar a todo aquel que no cumpla con la norma: en este caso, ser heterosexual. Por ello, como Católicas por el Derecho a Decidir creemos fundamental que la Jerarquía conservadora de la Iglesia Católica entienda el daño que produce con sus mensajes a miles de personas, cuya única diferencia es una orientación distinta a la heterosexual. Amar es el principal mensaje de Jesús, pero no un amor basado en el sufrimiento, en las culpas o en la exclusión, sino un amor basado en la misericordia y en el respeto a la dignidad de las personas. Por fortuna hay signos de apertura en nuestra comunidad eclesial. Admirablemente nuestro obispo de Saltillo, Coahuila, don Raúl Vera, en febrero de 2009 pidió perdón por los actos de discriminación ejercidos desde el clero contra la comunidad lésbica-gay. Asimismo, el sacerdote mexicano Raúl Lugo Rodríguez, por medio de libro Iglesia católica y homosexualidad, en su nombre, el de otros presbíteros y el de la Iglesia Católica, pide perdón públicamente al mundo homosexual: “Porque me negué a bendecir las casas de quienes se habían atrevido a desafiar a la sociedad viviendo juntos, porque no hemos querido bendecir unos anillos que iban a simbolizar su unión fiel y permanente… Pido perdón porque me he apoyado en la posición discriminatoria que la Iglesia mantiene como posición oficial en lugar de contribuir a su desmantelamiento, solamente para no arriesgar mi prestigio y mi fama”.2 En un país laico como el nuestro, la democracia es sinónimo de tolerancia y respeto hacia los dere-chos de las personas, por lo que es fundamental que la legislación garantice el cumplimiento de los derechos de la diversidad sexual. La Ley de Sociedades de Convivencia del DF y el Pacto Civil de Solidaridad en Coahuila son un referente de sociedades democráticas y representan un gran paso hacia el reconocimiento de los derechos civiles. En Católicas por el Derecho a Decidir nos congratulamos por la reciente aprobación, por parte de diputadas y diputados de Tabasco, del decreto que obliga al Poder Ejecutivo estatal y a los presidentes municipales a instituir y celebrar el 17 de mayo como Día Estatal contra la Discriminación y la Homofobia. Como mujeres católicas creemos que es inadmisible etiquetar a los seres humanos a partir del ejercicio de su sexualidad, que no existen humanos de primera y de segunda categoría y que el amor en cualquiera de sus expresiones es uno de los pilares de la sana convivencia entre todos y todas.
1 Letra S, Sida, Cultura y Vida Cotidiana A.C. y Agencia de Información NotieSe. Homofobia: una realidad social, paquete informativo, mayo, 2008. |
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