Nació en 1928 en Opatija, cuando esta ciudad era de Italia (hoy es de Croacia), en el seno de una familia pudiente y culta. Su padre, médico, y su madre, siquiatra. Antes de fijar su residencia definitiva en Francia, en 1955, Frank Horvat vivió en Italia, Suiza, Inglaterra, Pakistán, India y Estados Unidos.
Cuando tenía 15 años, adquirió su primera cámara fotográfica, una Retinamat 35 mm. Con ella marcó, en 1951, el inicio de una fascinante historia, cuando la prestigiosa revista italiana Época publicó su trabajo inicial. Pronto adquirió fama internacional como fotógrafo de moda.
Su mentor, Henri Cartier Bresson, lo convenció de adquirir una Leika, y con ella viajar por Asia como fotoperiodista, igual que su maestro. Comenzó a publicar en las revistas Life, Réalités, Match, Pictures Post, Die Woche y Revue. Algunas de sus fotos fueron adquirida por Museo de Arte Moderno de Nueva York, entre otros.
París fue el centro de su interés profesional. Ocupó la mayor parte de su vida en dar testimonio de la urbe en todos sus aspectos, como los célebres espectáculos del Folies-Bergére, el Crazy Horse y el Moulin-Rouge, así como del auge del rocanrol y los perfomances, el paisaje y la vida citadina. Desde abril pasado, el museo Jeu de Paume (Juego de Palma) de la capital francesa rinde homenaje a Horvat con la mayor exposición dedicada a su obra desde su muerte, en octubre de 2020. Lo hace con 170 imágenes emblemáticas, otras poco conocidas o nuevas que hizo entre 1950 y 1965. Además, 70 documentos de época, entre publicaciones, escritos, libros, revistas de moda y hojas de contacto.
La exposición se extiende a varias estaciones del Metro. Es un recorrido por la historia de la imagen fotográfica y de la prensa ilustrada después de la Segunda Guerra Mundial, y de cómo, debido a las innovaciones técnicas de Horvat, sus fotos cambiaron el contenido visual de revistas de moda como Vogue, Elle y Harper’s Bazaar, en un momento en el que el estatus de la mujer en la sociedad cambió radicalmente y se expresó en dichas publicaciones.
Horvat no se ancló en colaborar para esas revistas. Hace 30 años fue uno de los primeros fotógrafos en incursionar en Photoshop y en la digitalización. Sus 12 libros, entre ellos uno con entrevistas a otros fotógrafos destacados, son espléndidos.
Consideró su oficio “no como prima de la pintura, sino una hija, y a veces esquizofrénica, que se divide entre el testimonio y la mistificación”.