Ciudad de México. El pintor y escultor Vicente Rojo (1932-2021) se enfrentó al reto autoimpuesto de crear un nuevo lenguaje a partir de lo establecido en la plástica. Éste, precisamente, es el artista que se verá en Vicente Rojo: La destrucción del orden, exposición de alrededor de 360 obras que provienen de 44 colecciones públicas y privadas, abierta en el Museo de Arte Moderno (MAM).
Un Rojo mucho más experimental, que explora materiales industriales y pinturas vinílicas. Un artista que “todo el tiempo juega”, porque pintar le resultaba “divertido”, expresa Pilar García, curadora invitada de la magna muestra. Los cuadros de Rojo son de una geometría rigurosa, incluso lo hacen parecer una persona “completamente estructurada”. No obstante, se percibe que era un juego porque más bien quería “destapar y escaparse de esta estructura que lo había formado”, y era parte de la rigidez con que se concebía el arte en ese momento.
De allí el título de la exhibición antológica, La destrucción del orden, que se refiere a un grupo de pinturas que Rojo realizó durante un año sabático en Barcelona, en 1964. A partir de entonces, considera García, “Vicente logra crear un lenguaje distinto a lo que se hacía en México en cuanto a la abstracción”. Sin embargo, Rojo no está aislado dentro de las abstracciones en México, algo que pretende mostrar el guion curatorial. “Trato de verlo no sólo desde el ombligo de México, sino desde un contexto mucho más amplio, de los nuevos conceptualismos y las nuevas abstracciones de América Latina”, dijo García a pregunta expresa de La Jornada.
Vicente Rojo: La destrucción del orden no está organizada de manera cronológica; al contrario, obras tempranas, realizadas desde los años 50, “dialogan” con otras más tardías, con el fin de mostrar el cambio radical en su proceso creativo. Rojo ya había tenido un par de exposiciones individuales en el MAM; sin embargo, éstas se centraron en series como Negaciones y México bajo la lluvia.
La presente muestra está estructurada en torno a cinco núcleos temáticos: Geometría, Lenguaje, Memoria, Arquitectura y Homenajes. El acomodo de los cuadros, “uno muy pegado al otro”, tiene que ver con la manera en que Rojo producía; cuando comenzaba una serie “trabajaba 10 o 15 obras a la vez. El montaje tiene la intención de presentar sus obras como él quería que se vieran”, apuntó García en un recorrido con la prensa. Rojo estuvo involucrado en los preparativos iniciales de la exhibición.
Los recuerdos de su niñez aparecen una y otra vez en su obra. García señaló una escena que Rojo vio a los cuatro años de edad, desde una ventana, cuando vivía en su natal Barcelona. Se trata de personas con pancartas y banderas paseándose momentos antes de que comenzara un bombardeo de las fuerzas franquistas. “Esta escena del Paseo de San Juan se le queda muy grabada y lo perseguirá todo el tiempo”, detalló la curadora.
Palabra cumplida del Inbal
En el acto inaugural, Lucina Jiménez, titular del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, señaló que con esta muestra se “cumple la palabra que, en febrero de 2019, intercambiamos con el maestro Rojo, cuando le entregaron el doctorado honoris causa en la Universidad Iberoamericana”. Entonces, se habló de que el artista recibiera un reconocimiento nacional por su trayectoria. “Rojo dijo que la mejor manera de reconocerlo era hacer una retrospectiva en el MAM, porque una exposición así le permitiría mirar hacia atrás y reapropiarse de su misma trayectoria”.
La divulgación de la obra de Vicente Rojo, siguió Jiménez, es “una tarea constante que iniciamos con esta gran exposición y tendrá continuidad en el Museo Nacional de la Estampa (Munae) con una muestra sobre su obra gráfica”. Emilio Payán, director del Munae, informó que la exhibición se proyectó para marzo de 2023.
Vicente Rojo Cama, artista e hijo del expositor, dijo que la muestra fue idea de su padre y “todos ustedes que están aquí son el mejor regalo que le podemos dar”. Asistieron 720 personas al acto inaugural.
Homero Fernández, director del Complejo Cultural Los Pinos, en representación de Alejandra Frausto, leyó el discurso de la secretaria de Cultura federal, en el que se refirió al mantenimiento mayor que, por vez primera en su historia, fue objeto el MAM como parte del proyecto Chapultepec: Naturaleza y Cultura, que contó con una inversión de 50 millones de pesos.
Natalia Pollak, directora del MAM, indicó que después de dos años, “a partir de hoy nuestras cinco salas de exposición quedan abiertas al público, así como el jardín escultórico”.