Chihuahua, Chih. La misa de cuerpo presente para los sacerdotes jesuitas Javier Campos y Joaquín César Mora, asesinados el 20 de junio en Cerocahui, se realizó al mediodía de ayer en el templo del Sagrado Corazón de Jesús de la capital de Chihuahua, donde hubo un reclamo político contra la estrategia de seguridad pública del presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Respetuosamente pido, señor Presidente de la República, que revise su proyecto de seguridad pública, nuestro tono es pacífico, pero alto y claro, invitando a que las acciones de gobierno acaben con la impunidad; son miles los dolientes sin voz que claman justicia en nuestra nación. Los abrazos ya no nos alcanzan para cubrir los balazos”, expresó desde el púlpito el clérigo de Creel, Javier Ávila Aguirre.
La crítica arrancó aplausos de los feligreses, adentro del templo y afuera, donde alrededor 200 católicos escucharon la homilía, pues policías y edecanes restringieron el acceso con el argumento de cumplir protocolos de protección civil.
Al acto religioso asistieron el arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda, y el provincial de la Compañía de Jesús en México, Luis Gerardo Moro Madrid.
Al finalizar la ceremonia, los féretros y el altar mayor fueron bendecidos con cantos y bailes de indígenas rarámuris; también acudieron familiares del guía de turistas Pedro Eliodoro Palma, cuyo sepelio fue la tarde del viernes en el panteón Colina de esta capital.
Los cuerpos de los jesuitas fueron trasladados ayer por carretera hacia la sierra Tarahumara y la zona del Parque Nacional Barrancas del Cobre, donde este domingo serán velados en la parroquia de San Francisco Javier Cerocahui, municipio de Urique. El lunes serán inhumados.
Luis Gerardo Moro leyó un posicionamiento de la Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina y El Caribe.
“San Ignacio de Loyola nos dijo que el amor se debe de poner más en las obras que en las palabras, por eso sepan que no nos vamos a ir de la sierra Tarahumara; todas las personas, gobiernos, sociedad, empresarios e Iglesia tenemos una responsabilidad moral de tantos asesinatos y personas desaparecidas, y necesitamos ya hacer algo”, demandó.
Al tiempo que afirmó que “la sangre de Pedro, Javier y Joaquín se une al río de sangre que corre por nuestro país. Exigimos que las autoridades cumplan con su vocación y deber.
“Si en 72 horas se lograron recuperar los cuerpos y avanzar en las averiguaciones, por qué no hacer esto con tantos casos impunes. Imploro a Dios que nos dé la gracia de la memoria histórica, que en México llegamos, entre 1964 y 2022, a 100 mil personas desaparecidas, y llevamos 122 mil asesinatos”, indicó.
“Responderemos sabiamente a las múltiples muestras de solidaridad e indignación, pido ya no fomentar la polarización del país, y trabajar todas y todos. Urge buscar la reconciliación.”