Hermosillo, Son. Con temperaturas superiores a 45 grados centígrados, residentes del norte y norponiente de esta ciudad carecen del servicio de agua potable debido a que la presa Abelardo L. Rodríguez se secó, a lo cual se suma el descuido de la red de distribución y la falta de infraestructura hidráulica para el abasto.
En días recientes, habitantes de unas 50 colonias marginadas han salido a las calles a manifestarse y exigir su derecho al recurso natural, encabezados por asociaciones civiles como la Unión de Usuarios de Hermosillo. Aseguran que, si bien les va, reciben agua sólo dos horas al día, lo que merma su calidad de vida.
En el sector López Portillo los vecinos almacenan el líquido en cualquier recipiente disponible o en los mejores casos, en tinacos, para atender sus actividades diarias de aseo y alimentación.
Carmen Valenzuela, de 68 años, narró su batalla diaria para llenar cubetas y trasladarlas del patio al sanitario; explicó que cuando hay suministro no hay presión suficiente para que fluya hasta los grifos del interior, “mucho menos al cooler”, que el enfriador a base de agua que les ayuda a mitigar el intenso calor.
“Es una injusticia que los políticos sí tengan agua, que las colonias como Las Riberas y Los Lagos tienen lagunas de lujo en pleno desierto, donde pareciera que disfrutan ver a los pobres viejos muriendo de sed; me duele la espalda y las rodillas de cargar tanta cubeta para el baño, para bañarme, para lavar los trastes y hacer la comida”, recalcó.
Los 72 municipios de Sonora presentan algún grado de sequía; 43 están en condición extrema y en 29 es moderada, según el Monitor de Sequía en México de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), al cierre del 15 de junio.
Asimismo, la presa ubicada en el oriente de Hermosillo se encuentra vacía, pues el intenso calor registrado durante las pasadas dos semanas hizo que se evaporara el espejo de agua que quedaba.
El gobernador Alfonso Durazo Montaño ha anunciado que emitirá una declaratoria de emergencia por este problema.
Entre las soluciones que ha propuesto el morenista está optar por el proceso de desalinización del agua y un plan cuyo presupuesto es de alrededor de 200 millones de pesos, que se efectuaría en coordinación con el ayuntamiento de la capital del estado.
Ignacio Peinado Luna, dirigente de la Unión de Usuarios de Hermosillo, aseguró que la escasez de agua es un tema muy complejo. Por un lado, dijo, los ciudadanos se oponen a la propuesta de la desalinizadora por el alto costo que generaría.
Por otro, las autoridades no quieren una solución que conlleve un costo político, como la continuación de la obra del Ramal Norte, la cual complementa el acueducto Independencia para traspasar el agua de la presa El Novillo, que llega al sur de la ciudad, y mandarla a las colonias del norte y norponiente.
“Es una angustia no poder satisfacer las necesidades de un hogar por la falta del líquido, además de pagar altos recibos, en una ciudad donde las temperaturas son extremas; Hermosillo debe ser atendido en su justa dimensión”, manifestó.
Peinado Luna expuso que tener que almacenar agua en contenedores para las actividades básicas ha repercutido en la salud de la gente, pues provoca focos de infección y la proliferación del mosquito transmisor del dengue.
En diciembre de 2013 comenzó la construcción del Ramal Norte, una planta potabilizadora que abarca un terreno de 23 mil metros cuadrados, la cual enviaría a través del acueducto Independencia el agua procedente de la presa El Novillo hacia la zona norte de Hermosillo.
En abril de 2014, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente y la Conagua clausuraron el proyecto por no contar con la manifestación de impacto ambiental que otorga la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.