Ciudad de México. El representante de la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH), Guillermo Fernández-Maldonado, aseveró que el asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, “recuerda la situación de violencia extrema y vulnerabilidad que enfrentan las comunidades de la Sierra Tarahumara en Chihuahua”.
Exhortó a las autoridades a desarrollar una investigación “efectiva y exhaustiva” de estos asesinatos, considerando todas las líneas de investigación relevantes e identificando a los autores materiales e intelectuales.
📰🔊 #Comunicado ONU-DH condena el asesinato de los sacerdotes Javier Campos Morales, S.J., y Joaquín César Mora Salazar, S.J., en Chihuahua
— ONU-DH México (@ONUDHmexico) June 21, 2022
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Alentó a los tres niveles de gobierno a implementar de manera efectiva el plan de contingencia que fue acordado en 2016 para prevenir y responder a los ataques contra personas defensoras y periodistas en el estado.
La ONU-DH México también puso de relieve la necesidad brindar a la comunidad de Cerocahui, y demás lugares de la Sierra Tarahumara en situación de riesgo, “medidas de protección inmediatas, efectivas y concertadas con las mismas comunidades, que permitan proteger la vida e integridad de quienes las habitan y acompañan, tomando en cuenta que están ubicadas en zonas aisladas y con una fuerte presencia indígena que las hacen más vulnerables”.
Es urgente, subrayó, “lograr la recuperación de los cuerpos de los dos sacerdotes que fueron sustraídos de la iglesia por los autores materiales del asesinato y asegurar una restitución digna de los mismos”.
En un comunicado, la ONU-DH expresó su solidaridad con las familias de Javier y Joaquín, con la comunidad de Cerocahui y con la Compañía de Jesús. Instó a las autoridades a romper el círculo de violencia extrema que afecta a las comunidades de la Sierra Tarahumara.
Destacó que los dos sacerdotes eran parte del equipo de religiosos y laicos que están en la Sierra Tarahumara, donde realizaban desde hace más de 30 y 20 años, respectivamente, un importante trabajo social y pastoral que, entre otras líneas, incluye fortalecer la cultura de la comunidad Rarámuri en todas sus dimensiones y la preservación del medio ambiente.