Con este Atlas los maleficios de un pasado de 70 años sin alegrías se transformaron en un bicampeonato, el tercero de la historia de la Liga Mx. La final reunió a más de 30 mil aficionados en el estadio Hidalgo; los rojinegros resistieron los embates del Pachuca y, aunque perdieron 2-1 en los 90 minutos, conquistaron su tercera estrella con la complicidad de un global (3-2) que defendieron a viento y marea.
Diego Cocca, siempre tranquilo e impasible, controló las pulsaciones de un equipo al cual no hay adversario que lo saque de la lucha ni lo haga dudar para alcanzar su objetivo. Lo de Tuzos se veía venir: intensos, dinámicos y con algún guiño del destino después de ser líderes del torneo y no perder ni un solo partido en casa.
A los siete minutos, Romario Ibarra, tan capaz de elaborar el juego como de bombardear el área con centros, frotó la lámpara maravillosa y mostró su ingenio con una jugada individual que incluyó un túnel sobre Anderson Santamaría y terminó en gol.
Es muy probable que cualquier otro equipo que no fuera el de Guillermo Almada se hubiese derrumbado ante una desventaja de dos tantos en la ida. El 1-0 de Ibarra, sin embargo, demostró que en ese espíritu tan especial de este Pachuca lo que sobra es coraje.
Con unos Zorros sorprendidos, el partido obligó la primera intervención importante del árbitro Fernando Hernández, quien, después de varios minutos en el VAR, no observó ninguna falta en una acción donde Erick Sánchez cayó dentro del área supuestamente derribado por Santamaría. La decisión despertó a los de Cocca, hasta entonces apesadumbrados y con pocas ideas para cruzar el medio campo.
En un remate de volea de José Abe-lla, la mano de Daniel Aceves se interpuso en el camino de la pelota y mandó de nuevo al silbante a la cabina del VAR. Una vez ahí, se conven-ció de que era penal. Los rojinegros miraron entonces a Julio César Furch, el hombre que le dio su primer título al Atlas en 70 años (Apertura 2021) y el encargado también de repetir la historia en esta final.
Con un tiro al lado contrario de Oscar Ustari, el argentino celebró el 1-1 con el puño en alto hacia la tribuna (44). En el banquillo de los Tuzos, con Almada aventando hasta el cubrebocas, todo era furia y enojo, aunque había todavía nueve minutos de compensación por delante. En ese lapso llegó la esperanza: un cabezazo de Nicolás Ibáñez, a espal-das de Emanuel Aguilera, dejó tendido al portero Camilo Vargas y devolvió la ventaja a los locales (45+8).
Retrasado en su inicio por una falla en el sistema de comunicación de los árbitros, el complemento fue otra muestra de empeño de Tuzos. Abella sacó una pelota sobre la línea, Var-gas atajó las que tuvo y el Atlas, pese a la expulsión de Aníbal Chalá, allanó el camino para convertirse en el tercer bicampeón de México desde 1996, con Pumas (2004) y León (Apertura 2013 y Clausura 2014).