Es probable que Claudia Sheinbaum, con la adjetivación, el encausamiento judicial y la pretensión de impedir su difusión pública, esté dando más relevancia al tercer y último dictamen técnico que, por su encargo tan encomiástico en su momento, elaboró la empresa con sede en Noruega Det Norske Veritas (DNV), respecto a las causas técnicas de la caída de un tramo de la línea 12 del Metro capitalino, un año atrás.
Con esas acciones, la jefa del Gobierno de la Ciudad de México promueve el morbo (no hay nada más suculento en términos noticiosos que lo prohibido) y alienta especulaciones que sus adversarios tratan de imponer como ciertas: el dictamen técnico en cuestión implicaría, según estas deducciones opositoras, responsabilidades para la actual administración en cuanto a deficiencias en mantenimiento, por lo cual ha preferido salir al paso, restrictiva, la precandidata presidencial que ya no está sola en el sitial de la mayor preferencia de su superioridad partidista.
La gobernadora capitalina afirma que este último dictamen “es deficiente, mal ejecutado, tendencioso y falso”, y que uno de los puntos de sospecha de un manejo parcial o faccioso de ese trabajo reside en que el abogado Héctor Salomón Galindo, ahora representante jurídico de DNV, “trabajó para el gobierno de Enrique Peña Nieto y litigó contra el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando era candidato”.
Además, dijo, “es un caminito que está ligado a Mexicanos por la Corrupción (sic). Es decir, es parte de esta estrategia, de su publicación original (...) y es parte de este uso que hacen los adversarios, que no tiene ninguna moral, ninguna ética. Es el Prian el que toma este tema” (nota de Rocío González Alvarado: https://bit.ly/3OUkEiR).
Ha de suponerse que la única forma de confirmar o rechazar las valoraciones claudistas (que incluyen metodología y otros aspectos técnicos) sería conociendo desde ahora justamente lo que se desea inhibir o esperar a un largo proceso judicial entre DNV y el gobierno capitalino.
Por lo pronto, la cerrazón ante el citado dictamen técnico se suma a la circunstancia real de que la tragedia de la línea 12 ha sido concienzudamente llevada por los gobiernos federal y capitalino a un desenlace favorable a Grupo Carso, de Carlos Slim, quien ha desem-bolsado dinero a cambio de quedar formalmente excluido de una responsabilidad por la que paga, aunque no la acepta. Impunidad y complicidades han sido características de este proceso “reparatorio”.
El miércoles por la noche, el periodista Luis Enrique Ramírez sufrió desaparición forzada ( levantón, pues) y la mañana del jueves apareció tirado en un camino de terracería de Culiacán, envuelto en plástico negro y con cobertura transparente ( emplayado, dicen). Era fundador del portal Fuentes Fidedignas y columnista del diario El Debate.
El respetado semanario RíoDoce publicó en su portal que, según los primeros datos, “a las 22 horas de ayer salió de su casa en la colonia Morelos y caminando se dirigió hacia un expendio ubicado en la esquina de Juan de Dios Batiz y Guadalupe Victoria. En el lugar se encontraban unos hombres armados con los que el periodista se hizo de palabras y lo privaron de la libertad. Durante la privación de la libertad hubo disparos y en el lugar quedaron manchas de sangre y una sandalia del periodista” (https://bit.ly/3MSnrHf).
Astillas
¿El implacable cálculo futurista permitiría que algunos de los precandidatos presidenciales de Morena, que no obtuviera la designación de la DedoEncuesta, se pudiera ir a la oposición y la potenciara?... ¿Con limpieza podría pasar Marcelo Ebrard a Va por México o a Movimiento Ciudadano, a pesar de los expedientes de la línea 12?... ¿Ricardo Monreal viviría momentos de tensión por cuentas o cuentos habilitados por la franja senatorial morenista que ya le ha dado muestras de desafecto, o incluso por acontecimientos zacatecanos a cargo de su hermano, gobernador en constantes problemas?... ¡Hasta el próximo lunes!
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