El videoartista Bill Viola (Nueva York, 1951) ha sido considerado un “Caravaggio de alta tecnología”, o un “Rembrandt de la era del video”, porque sus imágenes reúnen “una preocupación por el valor formal, la influencia y reminiscencia de los grandes maestros, principalmente renacentistas y barrocos, llevados a las posibilidades del video; es decir, la temporalidad”, expresa Francisco Javier Rivas, director de Ex Teresa Arte Actual. El recinto presenta Bill Viola, tiempo suspendido, exposición de ocho piezas realizadas entre 1994 y 2008.
“Es cierto que un cuadro tiene una temporalidad, ya que al mirarlo genera un recorrido y nos habla de una situación en el tiempo, sobre todo cuando es pintura figurativa. En el caso del video, pues, las figuras están en el tiempo, cobran movimiento”, precisa Rivas.
Los videos seleccionados de la mano del estudio del artista en Long Beach, California, retratan una de las facetas de su obra: el tiempo. En la muestra hay “una exploración técnica muy relevante; sin embargo, queda velada por el contenido filosófico y formal que vemos en las imágenes”, apunta el director en rueda de prensa.
Viola es uno de los creadores contemporáneos “más emblemáticos” en cuanto a la disciplina conocida como videoarte. Su obra es reconocida no sólo por su trabajo en torno a las imágenes, sino por ser uno de los artistas que lograron posicionar esa expresión como una práctica dentro del panteón de las artes actuales. Hace 40 o 50 años el videoarte era un territorio inexplorado, anota Rivas.
Fue de los primeros en experimentar con esta nueva tecnología, de más fácil acceso, con diferentes características formales que permitían generar otro lenguaje vinculado con la creación artística, más allá del uso que le dio la televisión. Las primeras obras de Viola, y de otros artistas del momento, tenían que ver con la crítica de los contenidos ofrecidos por la televisión, con el objeto de plantearlos de manera distinta.
En los años se exploró cómo estos nuevos formatos podían convertirse en un discurso museográfico al volverse instalaciones o situaciones inmersivas, a partir del video.
Cámara lenta y retos museográficos
La obra principal de la exposición es una instalación inmersiva que contiene dos videos: Mujer de fuego y La ascensión de Tristán, ambos de 2005. Fueron creados originalmente como la escenografía de la ópera Tristán e Isolda, de Richard Wagner, presentada en la Ópera Nacional de París, con producción de Peter Sellars.
En vez de representar el amor frustrado de los protagonistas, Viola optó por crear una secuencia de imágenes que profundizaran en “la idea de lo que ocurre después de la muerte y el encuentro que se da”. Contrario a lo que podría pensar, “no son efectos hechos por computadora. Crearon Mujer de fuego, por ejemplo, en un foro que le fue prestado de la NASA, donde construyeron la pared de lumbre y la alberca en la que se tira el personaje envuelto en una túnica negra”.
La obra de Viola se caracteriza por su empleo de la cámara lenta, en la que una acción de un minuto o menos es ralentizada para prolongarse 10 minutos. Como la mayoría de sus videos están hechos en tiempo real, es necesario que la escena se cree para que esto ocurra.
Al artista neoyorquino le llamó la atención exponer en un lugar con las características de Ex Teresa Arte Actual, antiguo templo y convento construidos del siglo XVII. De allí que la obra fue seleccionada para que dialogara con el espacio.
En El mensajero (1996), segunda obra inmersiva de gran formato, se establece una metáfora del ciclo de vida por medio del espacio líquido. El agua y el cuerpo humano son otros constantes en la obra de Viola. Videos como El quinteto de los silentes (2000) y El saludo (1995) se han colgado como si fueran cuadros, lo que constituyó un reto museográfico. En la otrora capilla del recinto fueron colocados los tres videos restantes en forma de una cruz romana.
Bill Viola, tiempo suspendido, permanecerá hasta el 28 de agosto en Ex Teresa Arte Actual, Licenciado Primo Verdad 8, Centro Histórico.