La escuela del dolor humano de Sechuán cuestiona el significado del dolor y las formas en que se presenta; plantea la paradoja que resulta de sentir placer, incluso felicidad, cuando se experimenta, o que alguien saque provecho de él; incluso, que pueda institucionalizarse.
El montaje, basado en la novela homónima del escritor Mario Bellatin, con dirección de Guillermo Revilla, se presenta en el Foro de las Artes, del Centro Nacional de las Artes (Cenart).
A dos años de su estreno en el teatro Santa Catarina, dichas cuestiones siguen vigentes, explicó Revilla; sin embargo, hay que añadir la pandemia que experimentamos.
La contingencia sanitaria permitió a los integrantes del colectivo teatral Festín Efímero reflexionar en torno a dos cuestiones para la nueva temporada: ahora el espacio escénico es completamente distinto en cuanto a arquitectura, por lo que se hicieron adecuaciones: “Si antes la historia se apreciaba más fragmentada, ahora se desarrolla en un espacio más compacto”, lo que implicó una nueva escenografía”.
El segundo aspecto “nos proporcionó la oportunidad de apreciar lo que funcionaba del montaje, lo que antes significaba una cosa, ahora no”, comentó el creador escénico.
Antes de la pandemia la puesta en escena abordaba cuestiones colectivas sobre el dolor, como el paulatino proceso de descomposición social y política que ha vivido nuestro país en las décadas recientes, relacionado con los desaparecidos y las fosas clandestinas.
“Ahora, la pandemia suma una experiencia dolorosa más en colectivo. Tristemente, nos damos cuenta de que los temas anteriores siguen vigentes, y hay mayor visibilidad de los feminicidios, por ejemplo”, dijo Revilla.
“En este momento el acento está puesto en la experiencia colectiva del dolor, que incluso llega a institucionalizarse”, destacó.
En La escuela del dolor humano de Sechuán, además de la peor alumna de dicha institución, que ahoga niños en la fuente de la Plaza Pública, y de los integrantes del equipo de voleibol a los que se les amputó el dedo índice de la mano derecha, también están los personajes de la propuesta original: un presentador de noticias, una pintora extranjera que relata las costumbres mortuorias de un pueblo, un niño que cuenta cómo es vivir con una prótesis en el brazo y un “pedagogo”, especie de influencer de redes sociales.
“Personajes que aquí se presentan de manera simultánea, ya no fragmentada”, detalla Guillermo Revilla.
En la puesta en escena actúan Tania María Muñoz, Édgar Valadez, Priscila Ímaz, Andrés Tirado, José Juan Sánchez y Fernanda Albarrán; la escenografía e iluminación son de María María y el vestuario de Aldo Vázquez Yela. En esta temporada participan los tatuadores Érick Salgar, María Coraje y La Mala del Cuento, quienes desarrollan su trabajo en vivo, en el escenario.
La escuela del dolor humano de Sechuán tiene funciones jueves y viernes a las 20 horas, sábados a las 19 y domingos a las 18 horas. El jueves 5 de mayo no habrá función. El Foro de las Artes del Cenart se ubica en Río Churubusco y calzada de Tlalpan. La temporada termina el 22 de mayo.