La Habana., El arte cubano está fuera del bloqueo económico impuesto por el gobierno de Estados Unidos, sostiene Nelson Ramírez de Arellano, director y principal organizador de la 14 Bienal de La Habana.
Paradójicamente, los principales coleccionistas de la producción artística de la isla son ciudadanos de ese país, explica el también curador y artista a La Jornada, en entrevista escrita. “La dificultad y los lazos afectivos creados antes de 1959 han hecho de Cuba un apetecible ‘paraíso prohibido’ al que pocos pueden viajar, y poseer arte cubano es un lujo para muchos”.
Considera que “el coleccionismo se ha ido transformando en una herramienta para la especulación financiera y el trasiego de valores en un mercado desregulado. Está ligado a la acumulación de capital y, aunque siempre han existido ‘amantes del arte’ que coleccionan a pesar de no ser ricos, la mayoría de los coleccionistas son personas adineradas que en gran parte de los países responden a los intereses de las clases conservadoras”.
Sin embargo, afirma su “fe en la capacidad sanadora y educativa del arte; por eso, cada vez que un espacio público se transforma en uno artístico, es un triunfo para mí”.
Destacó que a su ver el encuentro artístico demostró la “capacidad de resistencia y adaptabilidad a las condiciones que nos ha impuesto la vida, sin comprometer la calidad y la capacidad de elaborar un discurso novedoso y relevante para los artistas de nuestros pueblos y también para el resto del mundo. Es una voz para los países del sur que surge y habla desde el sur, pero también ha sido siempre un espacio de vanguardia”.
El pasado fin de semana, Cuba compartió su corazón entre la bienal y la Feria Internacional del Libro de La Habana (FILH). Las actividades de ambas concluyeron el 30 de abril. La última acción del encuentro artístico fue la videoinstalación Ocupar/habitar/resistir, de la creadora mexicana Sandra Calvo, y destacó la instalación monumental Manifiesto, de Alexis Leiva Machado, conocido como Kcho, en la Quinta Avenida.
“Cerramos la bienal con la obra Ocupar/habitar/resistir, de Calvo, título que es una buena metáfora para nuestro encuentro; podría agregar que la 14 Bienal de La Habana ha ocupado, habitado, resistido y vencido, pero creo que todos los cubanos saben que resistir es vencer”.
Por otro lado, la instalación de Kcho convirtió con sus enormes figuras el pavimento de los amplios retornos de la vialidad, en un estrecho marino donde bogan lanchas transformadas en representaciones humanas o encarnan entelequias como nostalgias, filosofías y reflexionan sobre el presente de migraciones y memorias.
A meses de ser montada, el enorme proyecto ha sido modificado por el entorno y algunas obras han sido grafiteadas. La lluvia, el calor, la sal en el ambiente remarcó los procesos de oxidación de los botes metálicos. Tienen la textura rugosa y manchan los dedos de herrumbre. Las piezas contrastan con las hermosas casonas, algunas ocupadas hoy por embajadas.
Efectos de la crisis
Una de ellas, El pensador, da la espalda a la costa y aparece inmutable ante el paso de los transeúntes, mientras el sol de mediodía reverbera el suelo de color grisáceo. Tiene botes por hombros, son sus piernas, su torso y el resto del cuerpo.
Una más, es un enorme bote con una hélice recargada que soporta dos barriles, en las que descansa una lancha más pequeña con dos sillas enfrentadas, sobre las que hay una embarcación de menor tamaño. Un juego de espejos, que es a la vez un laberinto soldado y marino, con mercancías, encuentros adivinados y una especie de faro citadino.
Ramírez de Arellano relata que el proyecto de Leiva Machado fue una gran oportunidad tanto para la bienal como para el artista. “La presencia del encuentro de arte en el espacio público con grandes esculturas e intervenciones se vio seriamente afectada por la crisis económica a la que nos enfrentamos. Fue una feliz coincidencia que este artista tuviese disponibles estas obras magníficas que no habían sido exhibidas apropiadamente en nuestro país”.
El también director del Centro de Arte Contemporáneo Wifredo Lam menciona que es difícil evaluar el sentido económico de la bienal porque no es un encuentro comercial, “aunque en los años recientes las bienales se han acercado mucho a los formatos e intereses de las ferias de arte, así como éstas a las formas utilizadas por las bienales”.
Nelson Ramírez opina “que el público cubano recibió la exposición con los brazos abiertos, de repente podían ir a muestras, experimentar no sólo el intercambio con el arte expuesto, sino también el de tipo social, con sus congéneres que comparten intereses mutuos respecto del arte. Eso fue un gran regalo para las personas que durante meses habían perdido la línea de alimentación espiritual que representa la experiencia estética”.
Adelanta que en los próximos meses “nos aguarda analizar y divulgar hasta qué punto hemos logrado avanzar en nuestros análisis sobre las narrativas globales de cara al futuro y definir cuánto nos queda por hacer”.