Pese a que las enfermedades del corazón son la primera causa de muerte para las mujeres en México, sólo 30 por ciento de los cardiólogos son del género femenino, cifra que cae a 10 por ciento en el caso de las cardiólogas intervencionistas, una alta especialidad dedicada al diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del corazón y los grandes vasos por medio de catéteres.
“Aunque en los últimos 20 años hay más mujeres estudiando medicina, aún se imponen muchos mitos y tabúes sobre las especialidades. En cardiología se cree que no es compatible con una vida familiar, que son muchos años de estudio y, sobre todo, que es un medio más hostil a la mujer”, señaló la doctora Emma Miranda Malpica, especialista en cardiología intervencionista y primera jefa de residentes que tuvo México en esa área.
En entrevista con La Jornada, destaca que es necesario “acabar con los mitos que se han generado. Tenemos que eliminar la brecha y esta imagen de que es un medio hostil para la mujer, hay que desmitificar. La cardiología intervencionista sí implica un esfuerzo físico mayor, pero nada que no pueda realizar una mujer”.
Destacó que varias colegas en este campo médico “estamos tratando de impulsar que más mujeres se sumen a la cardiología y a la subespecialidad. Pensamos que un paciente, hombre o mujer, debe tener la opción de poder escoger a un cardiólogo o una cardióloga, por las razones que quiera”.
Recordó que hace más de dos décadas, cuando iniciaba su formación como especialista, “la pregunta incómoda era si te querías embarazar. Si decíamos que sí, era un punto que nos restaba; ahora las cosas están cambiando, esa pregunta ya no está en las entrevistas para acceder a la especialidad y la subespecialidad. Lo que estamos impulsando es que la pregunta sea ‘¿cuándo te piensas embarazar, doctora, y cómo te ayudo para transitar tu embarazo?’”
Alertó que otro de los factores para impulsar la formación de cardiólogas en México es que aún son pocos los estudios sobre el impacto de las enfermedades cardiovasculares en mujeres, a pesar de ser la primera causa de muerte. “A partir de 50 años de edad, las mujeres pueden infartarse, incluso más que un hombre, pero les va peor, pues suelen atender sus síntomas de forma tardía o simplemente no tomarlos en cuenta”.
Por ello, recomendó que a partir de los 40 años, así como se deben realizar una mastografía y un papanicolaou, ellas deben hacerse un electrocardiograma y estudios para revisar su glucosa, colesterol, triglicéridos, mantener un control de peso y hacer ejercicio, porque la salud cardiovascular también debe ser importante para las mujeres.